Completamos hoy la tercera entrada referida al
doctor Juan José Conde-Pelayo refiriéndonos a su entierro, que quedó en la
memoria de los portugalujos como uno de los más multitudinarios. Una de
nuestras amigas nos decía que su madre siempre le comentó que era tal el gentío
que vino a despedir al querido doctor que cuando la cabeza del sepelio llegaba
al cementerio civil, todavía había gente sin empezar a acompañar el duelo en la
puerta de su casa en la calle Salcedo.
La polémica no faltó en este acto al igual que les
ocurrió a los hijos a la hora de querer adquirir la parcela de terreno en el
cementerio civil para colocar su mausoleo.
Murió de endocarditis y tras anunciar la fecha y
hora de la conducción del cadáver, el alcalde, Heliodoro Otaduy, intentando
poner obstáculos para evitar la gran manifestación de simpatía al doctor desde toda
Vizcaya, trató de anticipar la hora alegando supuestas precauciones sanitarias
El entierro lo presidió Félix González Cintora,
futuro concejal durante la II república, quien fue el encargado de pronunciar
las correspondientes palabras recordando su figura.
La casa del pueblo de Portugalete (sita en Santa
María nº 8) y todas las de la provincia estuvieron con la bandera a media asta
durante dos días.
Como comentamos con el caso del boceto de su
mausoleo original, sobre su entierro tampoco disponemos de ninguna imagen, por
lo que hemos recurrido a una foto de aquellos años (1924), correspondiente al
entierro de Juliana Mazorriaga, madre de los Taramundi, músicos de la Banda
Municipal, a su paso por la plazuela del Cristo.
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