Leído hace unos días en
un escaparate de un comercio de mascotas en Portugalete:
Se venden grillos nacionales.
Interesante
anuncio y muy intrigante.
¿Hay que
entenderlo de un modo "especial", sin pensar demasiado en el
significado del adjetivo que el tendero quiere darle?
Y si no hay
nada bajo las ocho letras, ¿porqué dar semejante calificativo a esos queratinosos
insectos?
¿Es que
también hay contrabando de esa clase de insectos y tenemos “grillos
indocumentados”? Sería el colmo.
Está bien que
una costumbre ancestral y transversal entre varias civilizaciones, egipcios,
chinos,… la de considerar al grillo un animal de compañía, se haya podido
afianzar en la sociedad urbanita del siglo XXI hasta participar en el mercado
de mascotas.
Mi
generación, la de la década del cincuenta y tantos, tuvo la oportunidad de
cazarlos en los prados y campas de los alrededores de la villa y, aun siendo
así, pudimos amar y cuidar de esos animales.
Los cazábamos
con pajita o con hormigas, lo que primero les hiciera abandonar su madriguera,
y les poníamos en jaulitas de alambre para llevarles a casa, donde les
alimentábamos con lechuga, pan mojado en vino, flores de txibirita,… esperando
que se sintieran cómodos y cantaran, que era el momento del gran
descubrimiento: cantaban con las alas, no con el pico.
Un
descubrimiento más tardío fue saber que sólo cantan los machos.
Y, mira por
donde, no he escrito nada respecto al adjetivo calificativo empleado en el
anuncio. Debe ser que, entre grillos, la palabra omitida no importa.
O será que no
son independentistas . De hecho su "cri, cri, cri..." no evidencia su
adscripción política.
Si son más
listos... si los cuentos ya lo dicen.
Son tan
listos, que son difíciles de localizar por el sonido de su canto y tan listos,
que cantan al ritmo de la temperatura ambiente: a más calor, mas “cri, cri…”
Un gran abrazo:
Martín Uriarte
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