Otro
de los recuerdos que Begoña Barredo
recogió de su tía María Dolores Arrugaeta Jubero, dentro de sus Memorias de una portugaluja, fue el
relativo a la herencia de la viuda de Epalza, cuyos terrenos recogemos en las
fotos que acompañan esta entrada. La superior, más antigua y bastante
deteriorada en su zona derecha de Las Arenas, nos recoge la frondosidad de su
arbolado y como ya hemos comentado en estas fechas en que gozamos del veraneo
al igual que nuestros habituales colaboradores, no nos atrevemos a señalar más
detalles.
La anécdota
que relata es la siguiente:
Después
del fallecimiento de Casilda Iturrizar, viuda de Epalza, la cual pasó al otro mundo
sin dejar descendencia, ni ningún otro familiar por su parte, se le notificó a
un ascendiente de Juan Arrugaeta, que él parecía ser el único pariente del Sr. Epalza. Como dicho parentesco era bastante lejano, el citado descendiente,
debería confirmar el parentesco y habiendo logrado y comprobado tal relación, cualquiera
que fuese el patrimonio de la difunta pasaría a ser de su propiedad.
El
ascendiente del Sr. Arrugaeta, se dijo a si mismo que seguramente no valía la
pena dar tantas vueltas por algo que quizás no merecería tanta molestia
Después
se enteró de que el patrimonio era considerable y que en el testamento había una cláusula
de que si no se encontraban herederos, el patrimonio pasaría al poder de los padres
Agustinos.
Dicho patrimonio eran todos los terrenos lindantes con el entonces
llamado “Callejón del Muerto”, en la actualidad calle Fernández Villarán. En
dichos terrenos había un chalet o palacete, cuyos terrenos llegaban hasta el
Muelle Nuevo, donde estaba la capilla de Santo Tomás, llamada después de los
Agustinos.
Corrección de los errores de este artículo:
ResponderEliminar1.- Tomás José de Epalza y Zurbarán, viudo de María Concepción de Lequerica, se casó en segundas nupcias con Casilda de Yturrizar y Urquijo. No tuvo descendencia con ninguna de sus dos esposas. Tampoco tenía ascendientes. Murió en 1873 sin dejar herederos forzosos. En 1872 nombró heredera única y universal de sus bienes a Casilda otorgando un poder testario.
2.- Casilda hizo tres testamentos, el último en 1899. Murió en 1900, sin dejar tampoco herederos forzosos. Legó a cada uno de cinco sobrinos de Tomás José 25.000 pesetas. A tres albaceas testamentarios adjudicó el usufructo de los dos palacetes y la capilla del Muelle Nuevo y los jardines superiores con la condición de que, al morir el último albacea, el usufructo y el pleno dominio de esos bienes pasasen a los PP. agustinos. Entre las 120 personas o instituciones beneficiarias no aparece ningún Arrugaeta.
3.- Los usuarios del blog pueden consultar estos datos en el Archivo histórico provincial de Vizcaya (Henao 8) y en mi libro "Santa María de Portugalete, parroquia revolucionaria". Tasio.