El suceso habitual
entre vecinos que recogemos hoy, como es una riña entre mujeres, todo un
sainete costumbrista portugalujo, puede ser relevante por el gracejo que
destila y las expresiones utilizadas.
Siguiendo las actas que se conservan en el Archivo Histórico Municipal
vemos, según declararon los testigos, que todo empezó la mañana del día 28 de
julio de 1839.
La joven Juliana de Eguía había ido a la casa de Ramona de Paguaba,
esposa de Bonifacio de Madariaga, que vivía en el nº 11 de la calle Santa
María, según ella a reclamarle una deuda, siendo recibida con un “¿qué traes
tú?”, a lo que ella contestó: “ya sabe vuestra merced lo que
traigo”. La esposa de Bonifacio le replicó: “diez cuartos vienes a buscar,
ya me has robado tú que esa (sic) ladrona”. La joven la soltó
que se lo dijese en la calle, si tenía valor para ello. Ramona le contestó, “como
no tienes vergüenza revolvedora, como he parido de un sargento de
Zaragoza, por eso me lo dice vuestra merced, y me ha marcado la cara el marido
por eso”. Al salir Juliana fuera (insistía en que Ramona había dado a luz a
consecuencia de su relación con un sargento de Zaragoza) esta insistió, “quítate
de ahí, revolvedora”.
Ya de noche al pasar por la puerta de Bonifacio, según Juliana, oyó que
Ramona hablaba con un tal Iglesias, en estos términos: “tiene vuestra merced
el alojamiento mejor de Portugalete, Cascalajarra le pondrá buena cama, vuestra
merced ya se dormirá con Cascalajarra”. (Cascalajarra era cuñada de
Juliana).
Como Iglesias le contestó que no, ella siguió: “Muy desentendido se
hace vuestra merced, cuidado que Cascalajarra es muy ladrona, que a mí
me robó un jarro, mire que es muy pícara” y a continuación
dirigiéndose a su marido le dijo “mira cómo me ha tratado a mí la cuñada,
esa puta”.
Entonces Juliana intervino: “usted es la puta que ha parido de un
sargento”. Visiblemente enfadado por esas expresiones, Bonifacio “saltó
por el tablero de su tienda para pegarla”, mientras su cónyuge le animaba con
“pégala a esa reputa, mátala”.
Juliana salió corriendo, metiéndose en la tienda de la casa de Leona de
Arzallos, en donde el exasperado portugalujo comenzó a insultarle para que
saliera fuera. Inmediatamente llegó su mujer repitiendo las mismas injurias que
antes había proferido, contestándola la joven con el asunto del sargento.
El tema acabó en pleito, celebrándose un acto de conciliación en el
ayuntamiento, el 6 de agosto, ante el regidor decano constitucional por
enfermedad del alcalde, compareciendo
Bonifacio de Madariaga en compañía de su esposa Ramona de Paguaba, y de otro
lado Juan de Eguía, padre de Juliana, en su representación al ser ésta menor de
25 años.
A falta de pruebas y desconociéndose además “las circunstancias que
pudo haber en las relaciones” entre las partes, tratándose de “un asunto
tan indecoroso” el regidor consideró que no podría “recaer fallo con
acierto”, por lo cual decidió amonestarles, aconsejándoles que
sometiesen el litigio ante hombres buenos o “amigables componedores”. De
todas formas la autoridad municipal les apercibió para que en el futuro no se
volviesen a repetir semejantes escándalos, y en el caso de que se produjesen,
se tomarían de oficio las providencias prescritas por la ley para evitarlos.
Además, con ánimo de que tales asuntos no trascendiesen, intentó
tranquilizar a los litigantes, consiguiendo por último que Juliana se
retractase de las expresiones injuriosas que le había dirigido a Ramona, y que
manifestase que la consideraba como una mujer honrada y de buena conducta. Su
progenitor afirmó lo mismo. Además olvidarían las palabras dirigidas por Ramona
contra ellos. Ambas familias dijeron que se había tratado de un acaloramiento,
y que en lo sucesivo se comportarían con el debido respeto, lo mismo en privado
que públicamente.
Roberto Hernández Gallejones
El artículo completo se puede consultar en
biblioteca digital portugaluja "el mareómetro"
El artículo completo se puede consultar en
biblioteca digital portugaluja "el mareómetro"
No hay comentarios:
Publicar un comentario