Este dibujo de
Mikel Torka que como los que se refieren a los primeros años de la Villa no
dejan de ser una recreación propia del autor, basada por una parte en las
noticias que nos han llegado tras serias investigaciones y otras fruto de su
imaginación artística, nos muestra fundamentalmente la torre que se conserva en la calle
del Medio y que en esa época del siglo XV pertenecía a los Achaniega y que
luego pasaría a otros linajes como los Velasco, Ojeda, o Vallecilla.
Hace unos años
tras ponerse en valor la entrada de medio punto de piedra que tenía en la
fachada de la calle del Medio, donde estuvo el establecimiento de lechería de
José Velar y Ángeles Garate "la lechera", SURPOSA intentó conseguir
que les dejaran picar sus fachadas y sacar a relucir su piedra original pero no
fue posible y en su restauración aparece ahora pintada de rojo, aunque afloran
algunos restos de piedra como las que según Torka enmarcaban su escudo
nobiliario, aunque probablemente no dejara de ser un simple ventanal, y en lo
alto de los muros se mantienen los canes sobre los que se apoyaría las vigas
que aguantaban el alero del tejado.
El dibujo que
como tal es bonito, muestra también dos de las puertas que en las murallas
daban entrada al casco histórico como eran la del Portal del final de la calle
del Medio y a la izquierda la situada junto a la torre de Salazar de la que
todavía se conservan restos. Tras la primera aparece la que se conocería
como ermita del Santo Cristo del Portal y que correspondería a siglos
posteriores.
Hay que
recordar también como se muestra en el dibujo, que frente a esta torre estaba
la primitiva plaza de la Villa donde se celebraban los mercados y que
desaparecería en siglos posteriores al trasladarse al Solar, tras haber perdido
esta su carácter militar. Al margen que se podría hablar de otras torres,
debemos dejar constancia de que frente a esta torre y al otro lado de la calle
estaba la de la familia del Casal, uno de cuyos hijos construyó la casa de la
calle Coscojales que nos descubrió José Luis Garaizabal en entradas anteriores.
Sobre esta
torre que hoy presentamos existe la teoría de que su parte superior sirvió de atalaya que
pasaría aviso a las gentes que se dedicaban al lemanage o a la rapiña. Según Andrés Vitores en su tejado existía un “observatorio”
con un faro ya que era la casa más alta y ninguna otra le podía sobrepasar para
que los barcos viesen la luz, y que “el aparato” se desmontó y guardó en la
lonja del cantón, perdiéndose seguramente como chatarra.
José Luis Garaizabal a quien Jone Montejo le había confirmado la
misma historia, visitó el tejado hace dos años y sacó algunas fotografías diciéndonos
que solo se aprecia una claraboya y unos ladrillos, que debía ser la situación
del “faro”.
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