Siguiendo con la presencia de los carabineros en la Villa
como puerto de mar, recogemos otra anécdota de las que cuenta Roberto Hernandez Gallejones en sus artículos sobre la sociedad portugaluja en siglos
pasados y los aspectos sociológicos, antropológicos o de lenguaje que se daban
en ella. Concretamente en este caso se trata del titulado, El furibundo ataque de un carabinero de mar a un portugalujo en 1866.
El hecho tuvo lugar en la
Plaza en uno de cuyos bancos dormía su borrachera “Ignacio de Ayo, alias Perín” cuando llegaron cuatro carabineros
interpelándole, al parecer de malas maneras, a lo que intervino Eustaquio
Ganzábal, lanchero, diciendo que Perin no se había metido con ellos, y “enredándose a trompadas”.
Otro vecino Manuel Casado,
rematante y administrador del vino en la Alhóndiga, intervino con la intención de separarlos, echándoles en cara “el escándalo que daban” y ante la
intención del carabinero de echar mano a la bayoneta le interpeló diciéndole “aquí no se saca la bayoneta a ningún
paisano”. Sin embargo no pudo evitarlo y se la clavó en la espalda “pasándole el chaquetón y demás ropas
interiores, interesándose algo la piel”. Además le persiguió, tirándole
otro golpe que no le alcanzó, cayéndose al suelo donde le volvió a intentar un
tercer pinchazo que le rozó la cintura, aunque por fortuna no le hirió.
Con los ánimos muy excitados
fueron acudiendo más carabineros y vecinos, mientras varias mujeres gritaban
por la calle del Medio, “justicia,
justicia, que aquél carabinero ha herido a Casado”, por lo que el alguacil
Sebastián Navarro acudió rápido, preguntando “¿qué ha pasado aquí?”, mientras el carabinero por toda respuesta sacó
su bayoneta diciéndole “Navarro, no te
llegues a mí porque si no te atravieso”. El alguacil le conminó a deponer
su actitud, pues no venía a detenerle sino a saber lo que ocurría amenazándole
con que si se acercaba le clavaba el arma. Con la presencia de un oficial se
retiraron al cuartel, reconociendo al herido el médico titular de la Villa
Melchor de Palacios.
En el expediente instruido
por el alcalde contra el carabinero califica todo como un incidente de faltas,
y se da el caso por sobreseído salvando el derecho de los agraviados para que
si así lo deseaban pudiesen tramitar la queja que creyesen oportuna ante quien
correspondiese.
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