Javier Garcia
Borreguero nos recuerda que el pasado 31 de agosto se han cumplido 180
años de la firma de lo que se denomina Abrazo de Vergara
o Convenio de Vergara firmado en Oñate entre el general isabelino Espartero y
trece representantes del general carlista Maroto y que dio fin a la Primera Guerra Carlista en el norte de España. El convenio quedó confirmado con el abrazo que se
dieron Espartero y Maroto, este mismo día, ante las tropas de ambos ejércitos
reunidas en las campas de Vergara, razón de su nombre popular.
Como este histórico convenio se empezó a gestar en gran parte en
el portugalujo convento de Santa Clara vamos a dedicarle esta entrada de
nuestro blog.
Javier empieza recordándonos que el 22 de abril de 1834 el
carlista Castor Andechaga se plantó ante las puertas del Cristo y de San Jorge
con 1.200 hombres, no consiguiendo entrar en la Villa ante la llegada del
General Espartero que estableció su despacho de mando en Santa Clara y
desde donde empezó a preparar la estrategia de una defensa militar para la
plaza de Portugalete.
Al año
siguiente el 30 de junio de 1835, tras haber iniciado los
carlistas el primer sitio de Bilbao en el que murió Zumalakarregui, Espartero
se reúne con sus mandos en Santa Clara desde
donde planifica la toma de Bilbao que tuvo lugar al día siguiente, para a
continuación incorporarse al frente del Norte.
Volvería el 25 de noviembre de 1836, tras haber iniciado
el mes anterior los carlistas el segundo sitio de Bilbao. Estaba acompañado de
14.000 soldados y reunido con sus mandos en Santa Clara planificó la que ha pasado a la historia con el nombre
de la Batalla de Luchana que dio paso a la liberación de Bilbao el día 25 de
Diciembre de 1836.
Pasada las Navidades en Portugalete, el General
Espartero con los altos mandos gubernamentales isabelino, y con el Almirante
inglés John Hay (Jefe de la observación británica), se reúnen en Santa Clara donde este último les expone
que tras la gran victoria en Luchana, se abre la posibilidad de finalizar la
guerra sondeando un convenio a los generales del bando carlista. Espartero
acepta y el Almirante inglés trabajará desde 1837 en la planificación de un
largo convenio de paz bajo las directrices de Espartero, que fructificará en
1839 como el Convenio o Abrazo de
Vergara.
El escueto resumen de los 10 artículos de este
Convenio, empezaría con el primero en que Espartero se compromete a recomendar al gobierno proponer a
las Cortes la concesión o modificación de los fueros vascos y navarros mientras
el resto de los artículos se dedican a la situación de los componentes del
ejército carlista, tras entregar sus armas, vestuarios y víveres, dejando a los
prisioneros en libertad.
Se reconocerían sus empleos, grados y
condecoraciones y acatando la Constitución de 1837 podría servir en el ejército
o solicitar el
retiro o la licencia temporal. Los que marchaban a vivir al extranjero,
recibirían cuatro pagas por adelantado y las restantes al volver a España. Se solicitaría
al gobierno para que éste hiciese extensivo la atención a las viudas y
huérfanos de carlistas muertos en la guerra.
De
los carlistas estaban presentes batallones de Vizcaya, Guipúzcoa y Castilla.
Una parte importante de la oficialidad y del clero carlista no aceptó el
convenio y marchó junto con el pretendiente al exilio a Francia. Para estos
sectores, el acuerdo entre Maroto y Espartero sería conocido como la “Traición
de Vergara”.
El diccionario Auñamendi nos remata el tema:
“El 25 de septiembre se rinde el
castillo de Guevara, último reducto carlista. Un mes después las Cortes
españolas confirman, mediante la decisiva cláusula "sin perjuicio de la
unidad constitucional de la Monarquía", los Fueros vascos. El Convenio de
Vergara había resultado una promesa entre tantas; su incumplimiento, sin
embargo, tuerce definitivamente el rumbo de la historia vasca.”
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