martes, 9 de junio de 2020

UN PORTUGALUJO, VALENTIN LLANOS, EN LA ODISEA DEL LEGENDARIO WINNIPEG, "EL BARCO DE LA ESPERANZA", DE PABLO NERUDA


En setiembre del año pasado en Chile celebraron, con la presencia de la ministra española de justicia, el 80 aniversario de la famosa odisea del legendario WINNIPEG, el Barco de la Esperanza, que trasladó a dicho país a más de 2000 refugiados republicanos españoles, el mayor contingente de pasajeros de toda la historia del exilio tras la guerra. Su aventura ha sido recordada en numerosas publicaciones, películas o libros de autores tan conocidos como Isabel Allende (Largo pétalo de mar), sin olvidar los recuerdos del mismo de su promotor el poeta Pablo Neruda.

Karla Llanos nos ha recordado que en dicha odisea participó un portugalujo, su tío Valentín Llanos Sierra, cuya historia es la siguiente:

En febrero de 1939, se abrieron negociaciones dirigidas por el poeta Pablo Neruda cónsul chileno en Francia para trasladar a Chile, donde se les concedería asilo político, a miles de españoles refugiados en campos de concentración del sur de Francia en condiciones de hacinamiento. Pasó previamente por Buenos Aires, Rosario y Montevideo, conde consiguió que organismos solidarios argentinos y uruguayos participaran en el financiamiento de esta empresa migratoria.

La misión era muy complicada pues se trataba de organizar el viaje en el menor tiempo posible, puesto que ya se vislumbraba en el horizonte el fantasma de la II Guerra Mundial

El traslado se efectuaría en el barco WINNIPEG, un viejo carguero de bandera francesa de alrededor 5.000 toneladas que transportaba mercancías desde África a Francia. No solía llevar a más de 70 personas, por lo que tuvieron que acondicionar sus bodegas para poder dar cobijo a los 2.078 refugiados.

El grupo más numeroso estaba formado por unos 500 catalanes, seguido por unos 200 vascos, la mayoría de estos últimos provenientes del campo de concentración de Gurs. Neruda seleccionó los pasajeros y respetó la petición del gobierno de llevar campesinos,  trabajadores cualificados y profesionales, además de intelectuales, que aportaran a este país en crecimiento, el cual había sufrido uno de los mayores terremotos de su historia unos meses antes.

En sus memorias “Confieso que he vivido” Neruda lo recordaba como “Misión de amor”, su mejor poema:

De más lejos, de campos de prisiones, al navío en el mar,

a la esperanza acudieron llamados uno a uno por mí, desde sus cárceles,

de Francia tambaleante por mi boca llamados acudieron,

se iba poblando el barco que partía a mi patria…

Zarpó del puerto fluvial de Pauillac el 4 de agosto de 1939. El viaje duró 30 días, y los últimos días de navegación los hizo cerca de la costa y a oscuras, por temor a sufrir atentados de submarinos alemanes.

Durante esos 30 días de travesía, los refugiados se organizaron para ayudar a la tripulación del barco a preparar las comidas, limpiar los baños o encargarse de la enfermería, espacio que fue testigo del nacimiento de dos criaturas. Por su parte los vascos como se ve en una fotografía crearon su coro para animar la travesía.

El día 26 de agosto el barco atracó en Arica, en donde descendieron un grupo de pasajeros que se instalaron en dicha ciudad del norte de Chile y el 2 de septiembre, lo hizo en el puerto de Valparaíso para desembarcar a la mañana siguiente recibidos por autoridades civiles como el entonces ministro de salud Salvador Allende, y Pablo Neruda, militares, dirigentes políticos, de sindicatos, estudiantiles, y numeroso público, que entonaban canciones republicanas para recibirlos.

De este contingente, un grupo subió a un tren directamente para la Argentina, otro grupo mayoritario viajó en tren a Santiago y alrededor de 600 se quedaron en la ciudad de Valparaíso, sobre todo aquellos con oficios relacionados con el mar, como pescadores, marinos, patrones de cabotaje, etc.

Valentín fue uno de los que se quedaron en Valparaíso, la misma ciudad en cuya bahía falleció el 12 de junio de 1942 a causa de una “contusión cerebral seguida de asfixia por inmersión” como consta en el documento Autorización de sepultación, seguramente mientras se encontraba sumergido a causa de algún trabajo que realizaba como buzo en el puerto de Valparaíso.

La muerte le sobrevino cuando todavía ni siquiera se habían cumplido 3 años desde que llegó a Chile. Fue sepultado el día 13 de junio de 1942 en el Mausoleo de la Sociedad Española de Beneficencia del Cementerio nº 2 de Playa Ancha (Valparaíso).

 


 


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