Hace ya mas de un año (entrada del 26 dejulio) que fue la última vez que hablamos de este tema y del que nos llegamos a sentir verdaderamente incómodos por la existencia de dos investigaciones contrapuestas firmadas ambas por arqueólogos pertenecientes a la Sociedad de Ciencias Aranzadi y que como decíamos al final de dicha entrada obligaba a acordar un plan de actuación conjunta dado el interés despertado en la Villa por el tema.
Este año hubo finalmente esa actuación conjunta promovida por el Ayuntamiento cuyo informe nos ha llegado la semana pasada y que fechada el 16 de junio de 2022 nos confirma la intervención arqueológica bajo la dirección de Iosu Etxezarraga, del Museo de la Minería del Pais Vasco, con el arqueólogo Javier Franco cuyas líneas principales pasamos a recoger:
En la INTRODUCCIÓN se recuerda que la investigación paralela realizada por otro grupo de investigación, en la que participó la Sociedad de Ciencias Aranzadi junto con algunos aficionados a la historia local portugaluja, discrepaba de los resultados de la investigación realizada por el equipo de arqueología del Museo de la Minería del País Vasco e IGT. Según este grupo, algunas anomalías detectadas durante una prospección mediante georradar realizado por la empresa Geotopsa, podrían corresponder a huecos lineales correspondientes a las galerías y salas subterráneas que narra la tradición oral.
Así, con el objeto de despejar completamente la duda sobre la veracidad del relato popular, se ha procedido a la realización de unos sondeos geotécnicos para comprobar la existencia de pasadizos y cámaras subterráneos.
Por lo tanto el OBJETIVO PRINCIPAL fue comprobar la existencia de huecos en el subsuelo que pudieran corresponder a pasadizos y salas subterráneas realizando dos perforaciones en el subsuelo, siendo la empresa encargada lngelur (Instrumentación Geotécnica Lur S.L.), con contrastada solvencia en este ámbito. Este sistema permite comprobar la existencia de estratigrafía de interés una vez que se vayan extrayendo los testigos o bien por la detección de algún hueco por la sonda perforadora.
Los sondeos se han realizado en la esquina suroriental del espacio ajardinado y en la parte norte de la torre del campanario de la parroquia de Santa María donde se presumía que estaban las cámaras principales de los pasadizos.
Las CONCLUSIONES del trabajo se pueden resumir en que la intervención ha permitido poner punto final a la investigación arqueológica sobre la existencia de galerías y estancias subterráneas en el Campo de la Iglesia. Las evidencias exhumadas permiten desechar la posibilidad de que las anomalías detectadas por la ingeniería Geotopsa consistan en tales construcciones e invalida las interpretaciones apoyadas por los arqueólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi.
Sirven además para reivindicar la cautela mostrada por la ingeniería IGT, responsable de la prospección geofísica realizada en 2020 y la profesionalidad con la que se realizaron los estudios arqueológicos de 2020 y 2021, contestados por los equipos ya mencionados.
Por tanto, que se debe desestimar el relato de José Luis Landaluce como verídico, si bien no es descartable que bajo la solera del bajo del negocio de suministros Relsa exista algún tipo de sótano o quizá alguna canalización menor que pudo causarle cierta impresión. En todo caso, ese ámbito ha quedado fuera del estudio y las evidencias recogidas permiten ser tajantes al afirmar que, entre el cantón de Santa María, la parroquia y la torre de Salazar no existe ningún pasadizo ni capilla sepulcral alguna. A esta misma conclusión ha llegado el arqueólogo Alfredo Moraza, de la S.C. Aranzadi, presente en la realización de estos sondeos.
Por otra parte, el único resto de interés que se ha podido documentar en una intervención de estas características es el depósito arcilloso con restos de carbón y mineral de hierro, prácticamente idéntico al que se identificó en las intervenciones realizadas en el jardín en 2021. Este hecho nos confirma, al menos, la prolongación hacia cotas superiores de un ámbito relacionado con el trasiego o almacenamiento de mineral cercano al antiguo Puerto de Portugalete.
En resumen, a pesar de lo exiguo de los restos exhumados, consideramos que la intervención ha permitido cumplir los objetivos marcados y acallar definitivamente la sospecha de la existencia de construcciones subterráneas en este espacio de la villa portugaluja.
En marzo escribí un comentario sobre el Museo de la Minería, poniendo en duda su competencia. Tal comentario fue injusto, habida cuenta que no tenía toda la información necesaria para emitir un juicio ecuánime. Es de ley rectificar. Quiero hacer constar que las excavaciones arqueológicas fueron llevadas a cabo por dos profesionales del Museo de la Minería del País Vasco, plenamente cualificados para desarrollar esa labor. Las prospecciones geofísicas fueron responsabilidad de IGT Geofísica, empresa madrileña de probada solvencia.
ResponderEliminarNo fue mi intención poner en duda la profesionalidad de los arqueólogos, ni de la empresa contratada para realizar las excavaciones arqueológicas, profesionalidad que de hecho ha quedado demostrada en las prospecciones del Campo de la Iglesia