Tras decir que empezábamos a recopilar información sobre el Portugalete del principio del siglo XX, nos han enviado dos catálogos de Depósitos de Maderas que existían en la calle Casilda Iturrizar, en 1912, que ofrecemos , con el interior de uno de ellos ya que ambos son iguales salvo pequeñas diferencias en los precios. Esto nos hace reflexionar sobre esta calle, de la que Roberto Hernández Gallejones escribió un documentado artículo en el Programa de Fiestas de 2007.
Durante siglos la calle de la Barrera, estaba a las afueras de las murallas tras la calle Coscojales y descendía desde el cantón de Santa Clara hasta el cantón inferior continuación del actual de Salcedo, apareciendo con este nombre todavía a comienzo del siglo XX.
En la última década de siglo XIX (1892) se comenzó a prolongar la calle, por la parte superior hasta General Castaños y por la parte inferior, haciendo desaparecer el juego de bolos, hasta Mª Díaz de Haro, intentando dar un mejor acceso hasta la ría (y hasta el nuevo Puente Colgante) de la carretera general de Bilbao.
Para los portugalujos fue la Calle Nueva y en 1900 el consistorio le dio el nombre de Casilda Iturrizar reconociendo la labor benefactora de esta viuda bilbaína.
En la parte alta de la nueva calle abrió, en 1904, Adrián Alberdi un taller de carpintería con almacén de maderas, que posteriormente tendría la razón social Alberdi, Beascoechea y Cía y en la parte más baja, en los terrenos de los Hnos. Valle, en 1906, el carpintero Florencio Bilbao Elorriaga abre otra carpintería, que por el programa, después sería Bilbao, Torrontegui, San Salvador y Cª.
En la parte alta de la nueva calle abrió, en 1904, Adrián Alberdi un taller de carpintería con almacén de maderas, que posteriormente tendría la razón social Alberdi, Beascoechea y Cía y en la parte más baja, en los terrenos de los Hnos. Valle, en 1906, el carpintero Florencio Bilbao Elorriaga abre otra carpintería, que por el programa, después sería Bilbao, Torrontegui, San Salvador y Cª.
Y si seguimos, encontramos, en 1915 la carpintería de Francisco Araco, en el nº 11, en 1927, la de Ramón Arambarri en los números 3-5, y en 1930, a Hermenegildo Arconada en el nº 5.
Aunque a muchos portugalujos no nos guste el nombre con que le llaman los de fuera, (y muchos jarrilleros) debemos reconocer que esta calle con algo más de un siglo de existencia, ha reunido durante más de medio siglo a todas las carpinterías de la Villa.
Publicada el 9 de diciembre 2009
No estoy muy de acuerdo con las conclusiones de que la "cuesta de las maderas" se llame así por la existencia de carpinterias en esta.
ResponderEliminarLa existencia de carpinterías es secundaria a hecho de la existencia de astilleros en la zona,concretamente en la calle Atarazanas, que una atarazana es un astillero en tierra.
Para hacer un barco de la época , logicamente se necesitaban maderas, pero tambien para botar el barco.
Desde la calle atarazanas a la ria, se colocaban maderos para que la embarcación se deslizase y llegase al agua, esta acción de poner la calle llena de maderas, es por lo que se ganó el apelatibo de "cuesta de las maderas", según me contaron, antiguos residentes en la zona, y que doy mas verosimilitud, si fuese por la existencia de carpinterias, logicamente se llamaría la calle de las carpinterias.
Esta calle, mi calle, se llamó , la calle de la barrera, en un principio, por la existencia de esta para permitir el paso a la Villa, la cuesta de las maderas, para los de Sestao, según mis ancestros y la calle nueva, por ser la primera asfaltada con galipot de la Villa.
Totalmente de acuerdo
EliminarEsto me recuerda que en el casco viejo de Bilbao, debajo del nombre de algunas calles, se indica, por ejemplo, algo así: Calle sombrerería. Su nombre se debe a existir antiguamente muchos establecimientos comerciales dedicados a …..
ResponderEliminarEn el citado artículo del archivero se dice también que existía “un terreno dedicado a astillero sito en el cantón del norte”.
A pesar de estos precedentes a mí tampoco me agrada oir a algunos portugalujos, cuesta de las maderas.
Juanjo
En la partida de nacimiento de J.A. Zunzunegui, en diciembre de 1900 se dice que nació, en la calle de la Barrera nº 2, 2º, y luego él escribía: Yo he nacido en la Calle Nueva, junto al cantón del muelle…
ResponderEliminarLos portugalujos podemos, en un momento dado, llamar a una de nuestras calles con el nombre que queramos (y me estoy acordando de callejón del Muerto, Diego Valor, Parque de los monos, o lo que sea), pero permitir que vengan de fuera a cambiártelo, no. Hasta aquí hemos llegado¡
Jorge
Hasta cuando el nombre de la calle Carlos VII, un pretendiente ultra que bombardeó Portugalete en el XIX y como agradecimiento los concejales carlistones le dedicaron una calle, que despues de muchos años todsvia se encuentra viva. Es tan absurda como dedicar una calle a la legíón Condor que tambien bombardeó Portugalete cuando la guerra.
ResponderEliminarSiempre estamos a vueltas con el nombre de esta calle. Hoy son muy pocos los que la llaman calle Nueva; casi ninguno Casilda Iturrizar, y la mayoría la llaman Cuesta de las Maderas. Nombre que no es oficial, ya lo sabemos, pero es el más popular. Puede gustar más o menos, pero esa es la realidad.
ResponderEliminarPor cierto, no es seguro que fueran los de Sestao quienes la empezaran a llamar así, no hay ninguna prueba de ello: creo que fue el portugalujo Benito Ocariz (si no me equivoco, y en todo caso eso no afecta a mi argumento) quien fue el primero en achacar ese apelativo a los de Sestao, seguramente porque le provocaba frustración que los mismos portugalujos de su tiempo ya llamaran así a la calle, que para Ocariz siempre fue la calle Nueva.
Probablemente trató de desterrar ese nombre del habla portugaluja, culpando a los de Sestao del origen del apodo, con el deseo de recuperar lo de calle Nueva, intentando que rechazáramos un apodo que no era "nuestro". Un absurdo localismo. Pero no hay pruebas de que el origen del apodo esté en Sestao, y es más lógico pensar que fueran los mismos portugalujos los que "bautizaron" a la calle con lo de Cuesta de las Maderas, lo cual era del todo lógico teniendo en cuenta las muchas serrerías y almacenes de madera que había en el lugar. Y aún en el caso de que fueran nuestros vecinos los que se inventaron el apodo, lo cierto es que los portugalujos lo hemos hecho nuestro, y eso es lo que importa.
Lo que no tiene sentido es intentar imponer lo de calle Nueva, nombre que ni es oficial, ni es popular. Lo de Cuesta de las Maderas no es oficial, pero guste o no, es muy popular.
Que más da, no hay que ser más papistas que el Papa. Tiene un nombre oficial y que cada uno la llame como le dé la gana.
ResponderEliminarAntes, ahora y después
Señor Gato, relacionese más con portugalujos y verá que hay muchas personas que la llaman la calle nueva, la cuesta de las maderas y Casilda Iturrizar. No se entera de nada.
ResponderEliminarAparte de su poca respetuosa respuesta, amparada como siempre en un cobarde anonimato, creo que es usted quien vive en su propio mundo, afirmando algo que sabe de sobra que no es cierto. La mayoría de los portugalujos, le guste o no, la conocen como Cuesta de las Maderas; y podría decir que el 100% de los jóvenes.
EliminarLe animo, a pesar del vano intento, que responda con más respeto y educación, y con la valentía suficiente para poner su nombre y apellidos. Aunque dudo mucho que tenga esa valentía.
Un aporte, como siempre, muy interesante, Aitor!
ResponderEliminarGracias Kepa; aunque si te refieres al artículo, no es de mi autoría, es de Rubén Las Hayas
EliminarLo d las maderas se puede entender pero por qué cuesta ?
ResponderEliminarQué plasta el anónimo….😤
ResponderEliminarInma
Mi padre, que hoy tendría 125 años siempre llamaba la Calle Nueva a la que sube de María Diaz de Haro a General Castaños y en casa ya sabíamos cual era. Que cada cual la llame como quiera, que no ofende a nadie, o no debería.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo
EliminarTotalmente de acuerdo
ResponderEliminarEste anónimo no es más gilipollas porque no se entrena. Lo que no entiendo es cómo los administradores del blog no le bloquean
ResponderEliminarSegún tengo entendido, eso de "cuesta de las maderas" se lo inventaron personas que, procedentes de otros puntos del Estado español, se asentaron en Portugalete entre las décadas de 1950 y 1960, ya que desconocían tanto el nombre oficial (Casilda Iturrízar) como el popular (calle Nueva). Sí es cierto que posteriores generaciones, lo han adoptado, pero dejándose llevar por "lo que más se oía". O sea, por pereza mental.
ResponderEliminarAsí que una cosa es defender la toponimia romance-castellana, y otra poner al mismo nivel expresiones coloquiales como "cuesta de las maderas", "parque de los monos" o "fábrica de tubos".
ResponderEliminarSi tanto nos gusta la historia, lo más coherente sería reivindicar que las calles portugalujas recuperasen los nombres que fueron eliminados por ayuntamientos que solo representaban a la minoría social a la que homenajeaban (la de Manuel Calvo, Víctor Chávarri, Casilda Iturrízar o Gregorio Uzquiano).
Supongo que haces referencia a mi libro "Toponimia histórica de Portugalete", donde efectivamente incluyo esos nombres. Para mí son mucho más que simples "expresiones coloquiales": son topónimos de pleno derecho, pues nacen del mismo pueblo, y el mismo pueblo los ha hecho suyos. Además, cumplen su función de situar al interlocutor o al lector en un espacio determinado. En otras palabras: son útiles.
EliminarNo son topónimos únicamente los nombres sancionados por un acta municipal. De hecho la mayoría de los topónimos que cito en el libro (en mi última actualización 430) no están oficializados por ningún acta municipal: los ha sancionado la historia.
Por otra parte, yo no defiendo únicamente los topónimos castellanos, defiendo todos los topónimos, sean en castellano, en euskera, o de origen celta o germánico (que en Portugalete los tenemos). Y defiendo que no se cambien por seudotopónimos inventados, pues con ello se hace desaparecer un patrimonio inmaterial valiosísimo, como es nuestra toponimia histórica, que es el legado de nuestros antepasados.
En cuanto a tu reivindicación de cambiar los nombres dedicados a la oligarquía portugaluja, esa es una cuestión puramente política, en la cual no entro (sin perjuicio de que tenga mi propia opinión al respecto, que te sorprendería por estar más cerca de lo que crees de tus postulados).
Pero como he dicho, a los historiadores nos corresponde hacer historia, no política.
ResponderEliminarPara ser historiador hay que estudiar una carrera universitaria; yo no elegí esa, así que soy un simple investigador. Pero todos tenemos ideas políticas, aunque podamos no ser conscientes de ellas. Por eso caemos en contradicciones sin darnos cuenta.
Contradicciones de las que tampoco se libra Euskaltzaindia cuando traduce callejeros por encargo de ayuntamientos, como es el caso de Portugalete. Pienso de todas formas que hay topónimos traducibles, y otros que no.
La popularidad o utilidad de un topónimo es un arma de doble filo. Según ese criterio, la calle Gregorio Uzquiano debería recuperar su nombre original, porque la mayoría de los portugalujos la llamamos "El Ojillo".
Sin embargo, ese criterio también valida que un tramo del antiguo cantón de las Panaderas se llame hoy oficialmente "cantón Elai Alai", ya que es innegable que muchos lo conocían con anterioridad por "el cantón del Elai".
O sea: ni la historia es intocable, ni todo lo popular es acertado.
Humildemente no estoy de acuerdo con lo de "para ser un historiador hay que estudiar una carrera universitaria". Muchos "historiadores" ejercen tan noble profesión desde su despacho del partido, siendo más bien estómagos agradecidos al servicio del poder. O lo que es lo mismo, "el hábito no hace al monje".
ResponderEliminarLo que hace historiador a una persona no es un título (que no garantiza ni una buena investigación ni imparcialidad en la misma, y en nuestra tierra estamos sobrados de ejemplos). Lo que te convierte en historiador, a mi juicio, es:
1- El amor y respeto por la Historia.
2: Un arduo y paciente trabajo investigador en archivos y bibliotecas.
3: Absoluta imparcialidad y ser totalmente fiel a la verdad; y si esta no es sabida, escrupuloso apego a lo que dicen los documentos. No afirmar verdades donde sólo caben hipótesis.
4: Trabajo de campo. Por maravillosos que sean los archivos y los libros, no todo está en ellos. Hay que conocer en persona el lugar o el monumento objeto de estudio.
5: Entrevistar a las personas, sobre todo las de edad avanzada, que son memoria viva de un pasado reciente.
Creo que si se cumplen esas cuatro condiciones, sin perjuicio de que se pueda aportar alguna otra, eres un historiador. Que nadie caiga en la trampa de que sin título no eres nada. Un título no es necesario para cumplir con estos cuatro puntos. Un título, créeme, no hace un buen historiador.
Mis disculpas. He citado cuatro condiciones cuando realmente he enumerado cinco (la última la incluí al final, cuando ya había escrito el resto del texto). Errare humanum est
ResponderEliminarPrecisamente por "amor y respeto" por la verdad hay que evitar definirse con títulos que quizás nos vienen demasiado grandes. Como he pasado por la universidad pública, sé perfectamente que un título no garantiza conocimientos ni habilidades. Eso sí, tengo muy claro que los investigadores suelen ser los primeros en adentrarse en terrenos que, por razones de todo tipo, no interesan a los historiadores profesionales. Lo haremos mejor o peor, pero creo que eso es mérito suficiente.
ResponderEliminarEstimado José Manuel, estoy muy de acuerdo con la mayoría de tu comentario. Dicho esto...
EliminarNo creo en absoluto que el título de historiador me venga "demasiado grande", y permíteme argumentarlo.
Durante años me he quemado la vista cotejando miles de documentos, gastando incontables horas de mi vida en archivos; he tenido que hacer auténticos valamarismos para poder conjugar mi trabajo con mis visitas a los archivos, corriendo -literalmente- de aquí para allá a fin de no perder el autobús de regreso al trabajo; al no tener coche, no te imaginas las enrevesadas conjunciones de autobuses/trenes que tuve que implementar cuando recorrí toda Vizcaya y toda Guipúzcoa para hacer mis libros "Murallas de Vizcaya" y "Murallas de Guipúzcoa"; libros todos -15 libros- que siempre he pagado de mi bolsillo (no te imaginas el dinero que me he gastado de mi sueldo en estos "hijos"); por la razón de no tener coche he tenido que andar lo indecible, no pocas veces calándome hasta los huesos por la lluvia, para llegar a la torre, el castillo o la muralla que quería estudiar; jamás he aceptado financiación de ninguna institución, por lo que tengo el orgullo de no haber sido nunca un estómago agradecido; por no citar las incontables horas de entrevistas con docenas de personas, corrigiendo los borradores, seleccionando y editando fotos, llevando los libros a las tiendas en mi mochila... y perdiendo dinero con todos y cada uno de los libros (casi todos agotados afortunadamente). He derramado sangre, sudor y lágrimas, literalmente, por mis libros. Para luego oír que no soy historiador porque no tengo título.
Así que créeme compañero, me he ganado a pulso lo de ser historiador.
Todos los que investigamos de una manera más o menos independiente y precaria podemos contar historias similares, a las que deben sumarse las crecientes y estúpidas trabas burocráticas. Ahora bien: "sarna con gusto no pica".
ResponderEliminarEl investigador, aparte de ser "pionero" en algunas cuestiones, también puede perderse por caminos trillados que le llevan muy hacia atrás. Para que se me entienda mejor, cito a Iñaki Ezkerra (con quien no tengo nada que ver) y me despido:
"el costumbrismo es, a fin de cuentas, una falsificación del realismo, un manierismo de este, una reducción del tipo o del arquetipo al estereotipo impostado y facilón. El costumbrismo no es popular. Es una modalidad del aristocratismo que finge lo popular, lo imita de una manera hiperbólica, lo deforma y lo falsea a base de pulir el estilo, hasta la afectación provinciana o la cursilería folclórica. El costumbrismo resalta determinados rasgos y oculta otros que no interesan".