Seguimos con el trabajo de José Luis Garaizabal, sobre el parque del doctor Areilza, que en entradas anteriores se refirió a las escaleras subterráneas de la finca de Martínez Rivas y al “camino de sirga”.
La tercera cuestión, además de todo
lo relatado, está relacionada con el acantilado, que incomprensiblemente hoy ha
sido chorreado de hormigón, pues pudo desaparecer en 1914, ya que la compañía
de ferrocarril dentro del proyecto de prolongación desde Portugalete al Puerto
Exterior (C190-nº53), había diseñado tres posibles rutas hasta la playa, donde
se encontraba el Balneario, que en aquellos años era muy frecuentado por los
bilbaínos y muchos viajeros que buscaban en los baños de aguas marinas el
remedio a sus males o simplemente el codearse con la incipiente burguesía.
Una mediante
túnel desde el Muelle Viejo, hasta salir a la altura del Cuervo. Otra seguiría
desde la estación de la plaza mediante un túnel bajo el ayuntamiento y que
saldría a la altura de la cuarta manzana del Muelle y una tercera, parece ser
que al aire libre, por Maria Díaz de Haro, todas ellas afectando al balneario.
En el plano
superior las hemos subrayado de amarillo para su mejor comprensión.
En
el lugar del actual parque, colocaban un apeadero entre el balneario y tres de
las fincas situadas sobre él con los palacios de Martínez Rivas, El Salto y El
Saltillo, al que bautizaban como “Apeadero
del Balneario” y que obligaba a rectificar el trazado del camino
de sirga (lo hemos remarcado con rojo) comunicándolo con la playa mediante un
paso elevado y una escalera.
Proyectaron,
parece ser que de forma definitiva, una cuarta variante del túnel, que no
tocaba el balneario. El ayuntamiento, que se encontraba en pleno desarrollo del
proyecto del nuevo parque, protestó y consiguió que el túnel, apeadero y
pasarela se construyeran en Peñota.
Dejo para otro día la otra boca del túnel de La Canilla, ya que sus planos nos han deparado una agradable sorpresa.
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