Unai Garabieta nos ha cedido para su consulta uno de
los ejemplares que Pedro Heredia encuadernó de su Cancionero Portugalujo, que
nos va a servir para recoger algunas anécdotas de nuestro pasado jarrillero.
Manuel Calvo,
en sus últimos años en Cuba tuvo sus problemas con las tropas rebeldes por lo
que “el Generalísimo Máximo Gómez”, le concedió un salvoconducto para que tanto
él como sus propiedades fueran respetadas. A la izquierda lo recogemos cedido por
Txomin Hermosilla.
A su regreso
a Portugalete, tras abandonar la isla, llegó con dos negritas, Casilda y
Salomé, que se hicieron muy populares en la Villa, naciendo una canción popular
que en su encabezamiento decía, “Sal al balcón a escuchar una habanera triste
que voy a cantar”.
En la parte
inferior, Pedro Heredia, señala que “esta canción portugaluja relata un hecho
histórico ocurrido al bienhechor portugalujo D. Manuel Calvo en su Ingenio
Portugalete de la Habana”.
Se trataba de
una emboscada que sufrió por un grupo armada cuando viajaba con su cochero.
Este “valeroso negro murió por defenderle a él” permitiendo con su acción que
su señor huyera. Esto produjo que también muriera “de penita y de dolor” su
negrita angelical, que “tristes dejó los dos retoños de su amor”. Calvo
conmovido se erigió en protector de las niñas que le acompañaron como criadas
en su regreso y como vimos en otra entrada, a su muerte estaban en la cabecera
de su cama.
Manuel Calvo, que no tuvo ascendientes ni descendientes, según expresó en su testamento, dió su apellido a las "morenas" Jacinta Casilda Calvo y Salomé Calvo. y, sin ninguna obligación legal para con ellas, les donó rentas vitalicias, muebles, vajillas, etc, además de una casa en La Habana.
ResponderEliminarMuy interesante, y tras la muerte de Manuel Calvo, qué fue de ellas? Se quedaron en portu ? Volvieron a la habana?
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