Por una
casualidad, di en el Archivo Municipal con una anotación en el Libro de actas
de 1929, en la que se hacía constar “la gratificación de 100 ptas. a D.
Indalecio Madariaga, ordenanza de la Oficina de Prácticos de esta villa, vistos
los buenos servicios que presta a este Ayuntamiento, cuidando diariamente desde
hace muchos años del barómetro que tiene instalado esta corporación en los
soportales de la Casa Consistorial”. Desconozco en qué consistía el
“cuidado diario”.
En el Padrón de
1940, no en los anteriores, ha aparecido en la calle San Roque nº 12, un
Indalecio Madariaga Abarrategi, de profesión marinero, que en el momento de la
gratificación tendría 65 años y que estaba casado con Isidora Osaba Zubillaga y
que bien pudiera ser nuestro personaje.
Nada sabemos
sobre la antigüedad y características de aquel aparato, y digo aquel, porque
durante la guerra desapareció y de él nunca más se supo.
La estación
climatológica actual data de 1948, cuando la Corporación a propuesta del
Alcalde, acordó el 19 de Octubre “adquirir un barómetro, con sus anexos de
termómetro e higrómetro, para su colocación en la hornacina existente en los
soportales de la Casa Consistorial y al objeto de reemplazar al que estuvo
instalado en el mismo sitio y que desapareció durante la guerra. Se faculta a
la alcaldía para que en nombre de este Ayuntamiento pueda gestionar y adquirir
dicho aparato, ya que es esencial el encargo a persona o comercio conocido por
lo delicado del aparato”.
La misión se
llevó a buen puerto y fue adquirido en la Óptica FERNANDO, sita en Jardines,
10. Bilbao. Es curiosa la placa que acompaña a los aparatos, en la que nos
enteramos que el tal Fernando era “Antiguo Óptico de la Casa César”.
Y este aparato
es el que ha llegado hasta nuestros días y que ha servido de referencia a los
lobos de mar, como por ejemplo Dionisio del Campo “Nisio”, antes de salir a la
mar. También ha servido de motivo de tertulias a los “trabajadores de la
fábrica de tubos”.
La estación se
compone de un Barómetro Aneroide, un termómetro y un Higrómetro para medir la
humedad relativa, patente 172295.
¿Porqué he
titulado el artículo “El barómetro de quita y pon”?. Pues, porque a través de
su vida ha sufrido varios “achaques”, siempre debidos a la poca educación y se
conoce, que
tras el golpe acaecido hace unos once años en los últimos coletazos
de la “movida de la calle Santa María”, le supuso la rotura del cristal de la
hornacina y seguramente la del termómetro, que no es el original. La
corporación decidió que a última hora de los viernes, un empleado municipal lo
mandase de fin de semana al interior de las dependencias.
Resulta curioso
que tras haber blindado la capilla de San Roque, nadie se haya acordado de la
estación meteorológica y haya destinado una pequeña partida del presupuesto
para un cristal irrompible que proteja un bien común durante todos los días del
año.
JOSE LUIS GARAIZABAL
Totalmente de acuerdo con el comentario final, podían dedicar una partida para la estación meteorológica. Buen comentario
ResponderEliminarJosé Luis Garaizábal, qué razón tienes. Barómetro, pobre barómetro.Un elemento que hace un servicio público y que deba estar escoltado, protegido, custodiado porque "alguien" decide en un momento concreto , con una mente que es más digna de la prehistoria, que ese elemento es posible objeto de destrozo , es triste, verdaderamente triste.Es lo que tenemos y nadie lo va a cambiar. Incultura.Buen artículo.
ResponderEliminarEn Laredo ha pasado lo mismo. Han tenido que proteger la hornacina del Barómetro con cristal blindado ya que había "alguienes" que les daba por romper el cristal. Parece era muy divertido. El Barómetro de Laredo está situado a la derecha del edificio de la lonja de subastas de pescado en el puerto.
ResponderEliminarA los que viajáis, veraneáis, paséais por Laredo os recomiendo que lo visitéis.Un abrazo a todos los portugalujos de un laredano que está enganchado al Mareómetro. José Luis Márquez(El Callejo-Laredo).