Amparo
Ibrain Mitxelena (1916-1996), que había nacido en Ontón, al finalizar la guerra
civil se lanzó a la aventura empresarial abriendo un almacén al por mayor de
productos de calzado en la calle del Medio nº 1, lonja donde Lucio Delgado tuvo
una joyería-relojería y luego una mercería. No sabemos el porqué, pero
primeramente pidió la licencia de apertura su cuñado José Ramón Arteta, tal vez
porque él tenía relación empresarial con la empresa GARAY, de productos
derivados de la goma.
Sin
embargo fue ella quien unos meses después, en Septiembre de 1939, solicitó la
apertura en el local citado, previa retirada de la de su cuñado. En aquellos
años, según el ticket que hemos recogido, comenzó denominándose ZAPATERIA GOMA
y fundamentalmente los productos a la venta eran, alpargatas, katiuskas,
albarkas y zuecos.
Años
más tarde, ya como CALZADOS IBRAIN, cambiaría totalmente de productos,
dedicándose al calzado fino tanto de niño como de adultos, consiguiendo traer a
Portugalete marcas, algunas en exclusiva, como Chiquitín, Taberner, Pons
Timoner, Gorila para niños, Roseta, Mercadal, Yanko, zapatillas de Cotorruelo,
Sintes, Kollflex para señora, Gorila, El Tigre, Kollflex, Buils, Gomila etc.
para caballero.
Estas
marcas, que muchos portugalujos recordarán, fueron un reclamo para hacerse con
una fiel clientela en la Villa, además de otra que llegaba de Las Arenas,
Bilbao y zona minera.
A “Amparito”, como todo el mundo
la conocía, le sucedió en 1987 su hija pequeña, Memé Montejo Ibrain, que tuvo
que cerrar el negocio debido a la crisis del comercio y además, por una
enfermedad familiar, abriendo de nuevo en 1999, pero ya dedicada al dulce
negocio de la pastelería. Aquel olor penetrante del cuero y la goma dio paso al
dulce y atrapador aroma de los pasteles.
Desde la PASTELERIA IBRAIN, importó
el género fabricado por Jokin Garate, biznieto de Dª Martina Zuricalday y así
pudimos degustar las delicias gastronómicas sin tener que pasar la ría. Todos
los días una legión de bollos de mantequilla, palmeras, carolinas, pasteles de
arroz, de manzana, milhojas, suspiros, juanitas, rusos, relámpagos, canutillos,
borrachos, chantillís, “harinaos”, pastas, buñuelos, tostadas, tartas
deliciosas, etc., “pasan” el puente desde el obrador de Neguri y consiguen con
su aroma y sabor, endulzar la vida de los portugalujos.
En aquella calle sin igual que
era la calle del Medio, entre los olores de las zapaterías, alpargaterías, mercerías,
sastrerías, boticas, carnicerías, droguerías, librerías, tejidos, tabernas,
ferretería, cristalería, lechería, panadería, paragüería, peluquería,
bacaladería, funerarias, óptica, joyería, cacharrería, electricidad, banca,
kiosco, colegio, cuartel, etc., siempre destacó el olor dulzón de los pasteles,
chocolates, etc., primero de los Larrañaga, luego Mendizabal, los de
Barriocanal o los de la Vda. de Aguirre en Salcedo. Casi todos han pasado a
mejor vida, pero al menos en lo dulce, sigue la tradición y bien merece esta
mención entre los negocios tradicionales que le antecedieron.
Maravillosa familia, Siempre tan dulces y tan amables. Y como bailaba el Charlestone la mama, que agilidad.
ResponderEliminarAmparo y Pio, dos personas maravillosas de gran corazón y divertidas.
ResponderEliminarDesgraciadamente cuando se van dejan un hueco imposible de llenar.
en estos días, he sabido del fallecimiento de jone montejo ibrain, hija de pio y amparito. ella también era una portugaluja emigrada a leioa. sinceras condolencias a su familia.
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