martes, 19 de abril de 2016

COMERCIOS ANTIGUOS PORTUGALUJOS: NACHO EN LA CALLE SANTA MARÍA



Como ya hemos anunciado estamos recopilando la historia de diversos comercios antiguos portugalujos, algunos ya desaparecidos, con destino a confeccionar un número de Cuadernos Portugalujos que sirva de apoyo al comercio tradicional local.
Estamos seleccionando 20 de ellos a poder ser que abarquen sectores diversos, de entre aquellos de los que tenemos material, que procuramos completar, pero en ningún caso se trata de realizar un trabajo de investigación, sino algo divulgativo y que nos traiga a los portugalujos, comercios y personas recordadas de nuestro pueblo. 
Un sector que generalmente nos trae recuerdos de niñez, es el de las tiendas y puestos de chucherías, que podremos escoger entre el de Nacho en la calle Santa María o el de Seve en el Ojillo.
Empezamos con el primero, recordando a “Tomasa, la caramelera” que como vemos en la foto superior vendía sus caramelos en un humilde puesto en la entrada del cine Ideal. Tomasa Martínez había nacido en la provincia de Burgos en 1904, y llegó a la Villa hacia 1929. Casada con Víctor Alvarez, tuvo tres hijas y dos hijos, como aparecen en la foto, uno de los cuales (en brazos de su padre) fue José Ignacio “Nacho”, nacido en 1937.
Este continuaría el negocio de su madre, según se nos dice en el libro SANTA MARIA. La historia de una calle, de la que Fernando Rueda su promotor nos facilita amablemente las fotos para ilustrar este artículo.
Nacho empezó con el negocio que habían abierto sus padres, al volver de la mili, en 1962 que se trataba de un pequeño local de unos escasos 30 metros cuadrados, donde vendía de todo, además de golosinas, aceite, vinagre, alpargatas, clavos, productos de limpieza, revistas, en fin todo tipo de productos y cada uno recordaremos alguno distinto, artículos de broma y disfraces, cohetes, jarigüais, o banderas del Athletic.
Por allí pasaron cantidad de niños y niñas (estaba a la salida del colegio de las monjas), pero en su última etapa la calle cambió de ambiente... con cantidad de bares o disco bares. Si siempre había metido muchas horas, ahora mantenía en horario nocturno hasta las seis de la mañana vendiendo bocadillos.
Además empezaban a surgir los establecimientos de todo a cien, por lo que en 1977 intentó abrir un local dedicado a juegos recreativos en el nº 20 de la calle Zubeldia, que contó con la oposición de los vecinos y la dirección del centro escolar situado enfrente, y que le fue denegado dado que "en la Villa habían proliferado en exceso los locales dedicados a este género de actividad y que la existencia de los mismos incide negativamente en el proceso educativo de los jóvenes".
Tuvo que seguir en la calle Santa María hasta que cerró definitivamente en el año 2000.





3 comentarios:

  1. Muchas de esas horas acompañado de Salomé su mujer.

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  2. Las horas que hemos metido allí...recuerdo los bocatas que te daba a elegir: con "unte" o sin "unte". El "unte" consistía en mojar el pan del bocata en el liquidillo de las latas de cebolletas y pepinillos, la vinagrilla... :) Nosotros cerrábamos todos los bares, y el último solía ser el ciaboga, junto a la tienda de Nacho. Qué recuerdos.

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