Hoy traemos dos noticias de nuestra Basílica
de Santa María. La primera se refiere a que sus viejas piedras son una fuente
de vida sin igual, como se puede apreciar en una buena cantidad de fotos que
nos mandan y la segunda nos habla de una actividad cultural elegante y bonita,
poco cultivada en la zona y que también se desarrolla en el marco de las viejas
piedras del templo, con su retablo de referencia, como es la música antigua. Empezamos
con la primera.
En el exterior de las viejas piedras,
como nos dice Javier Lopez Isla, crecen enraizando en imposibles grietas,
innumerables especies vegetales que las aportan una estimable nota de color.
Hasta aquí todo muy bello y colmado de romanticismo,… pero esa invasión vegetal
no puede sino traer la ruina a sus vetustos sillares y pensamos que sería
conveniente concienciarnos del problema para ponerle solución antes de que los
males sean de un cariz más irreversible y costoso.
Es de suponer que el asentamiento
vegetal en canalones estará procediendo al cegado de los mismos y sería
conveniente, con cierta periodicidad, recurrir a su limpieza. Estamos seguros
que colonizaciones de esta naturaleza no pueden suponer sino un riesgo para las
sufridas piedras de la torre y las naves, ya suficientemente baqueteadas por
las guerras y los elementos.
La segunda noticia nos habla del brillo
de la música del barroco que va a iluminar el interior del templo el próximo fin
de semana.
Nos tenemos que remontar al comienzo del
siglo XVII, el Renacimiento se acaba, los gustos de los tiempos han cambiado y todo
se inclina hacia lo espectacular, donde las puestas en escena, la exaltación
espacial es un elemento claramente comprobable en la arquitectura y la pintura,
cobran una importancia fundamental. Tres siglos antes de que las potencias
europeas acordaran la libre circulación de trabajadores, los músicos barrocos
recorrían el viejo continente mostrando su arte y recibiendo todo tipo de
influencias. Los antecedentes del concepto de Europa, por tanto, hay que buscarlos
en Bach, Vivaldi, Haendel, Rameau, Telemann, Scarlatti...
En este tiempo de mestizaje como es el
barroco, los músicos no entendían de fronteras. El creador del oratorio inglés,
Haendel, había nacido en Alemania; el compositor de más éxito en la corte de
Madrid, Boccherini, lo hizo en Italia; Rameau aprovechó su visita a Italia para
adaptar el modo de composición italiano a sus obras. La armonía de las naciones
se basó en una música liberada de ataduras, creada por compositores
cosmopolitas y popularizada por intérpretes que el público podía amar. El
barroco entronca así con la modernidad. De todas esas influencias mutuas
saldrán también nuevos géneros: la sonata, la cantata, la tocata, el oratorio,
el ‘concerto grosso’ (con varios instrumentos destacados que dialogan entre
ellos) y el concierto para solista.
Con todos ellos nos deleitarán la
Orquesta de Cámara Aura Boreal dirigida por Daniel Garay, y nuestra laureada
Banda Municipal de Música, dirigida por Jabier Ituarte Aulestia, quien nos
presenta a cuatro compositores europeos: un alemán, un inglés, un francés y un
italiano, como son Bach, Tartini, Rameau, y Haendel, todos ellos bajo el signo
del estilo barroco, aunque difícilmente podrían hallarse compositores más
opuestos en cuanto a proceder y aspiraciones.
Y ya que estamos con el barroco y nuestra basílica, recordaremos que en la Biblioteca Digital Portugaluja hemos recogido la tesis doctoral de Miren Aintzane Eguiluz, La transformación artístico-festiva en las grandes villas vizcaínas (1610-1789), una parte de la cual fue editada bajo el título Con toda fiesta y regocijo, que ya anunciamos desde este blog. (Pinchar para ver)
Y ya que estamos con el barroco y nuestra basílica, recordaremos que en la Biblioteca Digital Portugaluja hemos recogido la tesis doctoral de Miren Aintzane Eguiluz, La transformación artístico-festiva en las grandes villas vizcaínas (1610-1789), una parte de la cual fue editada bajo el título Con toda fiesta y regocijo, que ya anunciamos desde este blog. (Pinchar para ver)
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