Cómo vimos en la entrada anterior, el
proyecto municipal para la construcción de un barracón y acuerdos de Febrero,
Marzo y Mayo de 1884, no se llevó a cabo, ya que bajo la dirección del
Ingeniero Comandante se estaba fraguando este otro proyecto de fecha 14 de
Enero de 1884 referente a la reforma y reparación del Cuartel de San Roque y
construcción de un barracón para almacén de artillería (AHMP C95-22).
Este proyecto se redacta en virtud de
una comunicación de fecha 3 de Enero de 1884 del Sr. Gobernador Militar de la
Provincia, fijándose que las obras serían costeadas por el Ayuntamiento de
Portugalete.
Dado el deficiente proyecto anterior de
1874, “se veía la necesidad de cambiar la
poca luz y ventilación que ofrecía el aspillerado, válido en tiempos de guerra,
pero que en tiempos de paz debía primar la comodidad e higiene del soldado, viéndose
la necesidad de dotar de ventanas apaisadas dado que la altura de los muros no
permitían hacerlas rectangulares, con antepechos suficientemente elevados para
que los camastros queden resguardados de las corrientes de aire”.
Como ya vimos, el tejado de 1875 era de
chapa galvanizada y aquel fuerte tenía que ser helador en invierno y un horno
en verano. El nuevo proyecto “lo
consideraba inadmisible, creyendo que un cielo raso pudiera ser la solución.
Además se debería consolidad la cubierta para contrarrestar los efectos de los
impetuosos vientos y rudos temporales que reinan con frecuencia”. “Además, aquel
viejo tejado provocaba goteras que
dañaban los interiores, sobre todo las construcciones de madera, con daño para
la salud del soldado”.
“Desecharon
construir el barracón en el foso dada su poca anchura, lo cual generaría que
los arrastres tanto de subida como de bajada del material de artillería fueran
lentos y penosos. También se desechó construirlo en el terraplén de la luneta,
porque quitaría sitio al desahogo de la guarnición, y además, que quedaría muy
batido por el viento y siendo más caro”.
Entonces decidieron que dado el carácter
provisional de la obra se presentaba otra alternativa que era utilizar para
almacén el piso subterráneo, pero la consideraron inadmisible por altura y
ventilación y que se utilizaba para almacenaje de carruajes.
La solución fue “adosar el barracón al muro de la izquierda o de la derecha de la puerta
de entrada al fuerte y además de ser más económico, quedaba resguardado de los
vientos del N.O.no embarazando las obras de reforma del fuerte, cuyo
anteproyecto estaba aprobad2o.
Las obras de los nuevos alojamientos
requirieron derribos, levantamiento de nuevos tabiques hasta la altura de los
tirantes del techo, lo que permitía más capacidad cúbica de aire respirable en
los dormitorios, apertura de nuevas ventanas apaisadas, construcción de los
camastros con baldas mochileras y armeros, refuerzo del tejado y cambio de
chapa a tejas. Según los planos, los camastros estaban inclinados, siendo más
altos en la cabecera.
La fachada era de tablas de Francia, que
según contó José Mª Areilza, estuvieron pintadas de color rojo, estando tapadas
las juntas con latas (sic). Las nuevas obras facilitaban más luz y ventilación
en los dormitorios de 52 metros de largo, asignando a cada hombre 0,75 m. lo
que generaba 710 m3 de aire respirable, o sea 10 m3 por cada individuo.
La duración de la obra, se fijó en 20
DIAS LABORARIOS (sic). El nuevo edificio es el que se indica en el plano como
“Dormitorios 1 y 2”. Ambos estaban a distinto nivel, transformando las fachadas
de 150 aspilleras del edificio de 1875 a otras con 30 ventanas más amplias.
Esta fachada es la que ha quedado grabada en diferentes fotografías, como la
que encabeza estas líneas.
El contratista fue Matías Lasa, al que
ya citamos en este blog al hablar de las obras de reconstrucción de la vieja
ermita de San Cristóbal (1885). El
24-7-1884 hay una certificación de 16.350 ptas., estando firmada por el Maestro
de Obras Militar, Enrique Rodríguez Urrutia, y por Manuel
Otaduy, nombrado por el Comandante de Ingenieros y por el Ayuntamiento de
Portugalete, que era quien corrió con los gastos de la obra. Todavía en
Noviembre de 1886, se realizó un reconocimiento de faltas y deterioros en el
acto de entrega del nuevo fuerte por parte del Teniente Coronel del 2º Bon.,
del Regimiento Infantería de África nº 7 al Capitán de la 4ª Compañía, D.
Miguel Leonardo.
JOSE LUIS GARAIZABAL
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