En el artículo anterior ya situamos el origen del
tetramorfos en la Biblia, en el Antiguo testamento, concretamente en el libro
de Ezequiel del siglo VI antes de Cristo, aunque también aparece de manera posterior
en el NuevoTestamento, concretamente en el Libro del Apocalipsis, atribuido a
San Juan evangelista, un libro repleto de simbolismos escrito en el siglo I.
En el cap.4 nos relata que: “Delante del
trono había como un mar de vidrio semejante al cristal, y en medio del trono y
en rededor de él, cuatro vivientes, llenos de ojos por delante y por detrás. El
primer viviente era semejante a un león; el segundo viviente, semejante a un
toro; el tercero tenía semblante como de hombre, y el cuarto era semejante a un
águila voladora. Los cuatro vivientes tenían cada uno de ellos seis alas, y
todos en torno y dentro estaban llenos de ojos, y no se daban reposo día y
noche, diciendo: Santo, santo, santo es el señor Dios todopoderoso, el que era,
el que es y el que viene.
Fue
San Ireneo de Lyon en el siglo II, el primero en relacionar los vivientes con
los evangelistas, si bien en este primer balbuceo le atribuía el león a Juan y
el águila a Marcos.
Y
fue San Jerónimo en el siglo IV, (el traductor de la primera Biblia, La
Vulgata) el que hizo la asociación que hoy se admite y prodiga, San Mateo es el
hombre, San Marcos el león, San Lucas el toro y San Juan el águila.
Podemos
descubrirlos en otra representación a la entrada de la Basílica por la puerta
de la torre, engalanando como medallones las claves de la bóveda que sustenta
el coro, una bella bóveda muy plana, sin apenas curvatura. Según mediciones de Xabier Martínez, solo hay metro y medio
de diferencia desde la línea de impostas donde nace la curvatura de la bóveda
hasta la clave superior. En tres de los medallones de piedra labrada que
ornamentan el techo aparece el símbolo bajo el brazo izquierdo del evangelista
pero en el caso de San Marcos, el león está bajo el
libro.
Suele
surgir la duda de si San Mateo se simboliza con un hombre o con un ángel, pero
hemos de tener en cuenta las descripciones tanto de los vivientes del
Apocalipsis como de los turbadores seres de Ezequiel, en las que se especifica
que el que aparece con alas como los otros seres, toro etc. es un hombre. El
ángel, en hebreo mal’akh, que significa mensajero, traducido al griego como ó
ággelos, el que anuncia, en las escrituras nunca se dice que tuviera alas y la
primera representación alada según los expertos es bien tardía, allá por el
siglo V en Santa María la mayor, en Roma. Estos casos se dan con frecuencia en
la iconografía, por ejemplo hoy conocemos las sirenas con cuerpo de mujer y
cola de pez, pero las que describe Homero tenían cuerpo de mujer y alas de
pájaro y así se representaban en la Grecia clásica.
Javier López
Isla
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