Esta es la pequeña historia de una nao de 500 toneladas
construida en los astilleros de la Villa y botada en julio de 1557, con el
nombre de “Trinidad” propiedad de Antón Pérez de Coscojales y Juan de Montellano, según lo cuenta Goio Bañales en su obra In Insula Maris.
Por los testimonios del portugalujo Sancho del Villar, de
27 años “que estaba en el dicho puerto, se
botó a la mar y este testigo la vió”, “…la
dicha nao era muy buena, y el primer viaje lo hizo cuando su majestad Felipe
II, la escogió en el puerto de Portogalete para pasar en ella a Flandes; y en
efecto, pasó en la dicha nao el duque de Alba e muchos grandes y caballeros
destos reinos”.
A finales de 1557 formaba parte de una flota que salía de
Sevilla con destino a Indias, siendo su capitán Juan de Vallecilla. Era
considerada una de las mejores de la flota, e iba cargada con mercancías por un
valor en los fletes de en torno a 10.000 ducados, con varios pasajeros entre
los que se encontraban algunos frailes dominicos y al parecer algunos esclavos, siendo su destino Cartagena de Indias.
La nao comenzó a navegar en la madrugada del día 7 de
febrero de 1558, sobrecargada hasta el punto que a los pilotos de la barra que
la bajaban por la Ría les resultaba difícil gobernarla. Sin que pudieran
evitarlo tocó en un banco de arena a la salida de la barra, quedando encallada,
y con alguna fisura por donde comenzó a entrar agua. Los esfuerzos
de los mandadores por remontar, a pesar de que tomaron todas las medidas
posibles, fueron inútiles.
Al bajar la marea quedó en seco y por el peso hizo un hoyo
en el
que quedó encajada de cabeza, de manera que al volver a subir la marea no pudo flotar. En vista del desastre y que el viaje ya sería de todo punto imposible comenzaron a sacarse mercancías por las escotillas, labor en la que estuvieron todo el día. El temor a que se perdiesen los géneros hizo que se abriesen nuevos escotillones en el centro y estribor. Dos días después de haber encallado se determinó abrir un gran escotillón lateral, evidencia de que la nao se daba por perdida. Las bombas no daban abasto a sacar el agua que la anegaba y, finalmente abierta por varios lugares, se deshizo.
que quedó encajada de cabeza, de manera que al volver a subir la marea no pudo flotar. En vista del desastre y que el viaje ya sería de todo punto imposible comenzaron a sacarse mercancías por las escotillas, labor en la que estuvieron todo el día. El temor a que se perdiesen los géneros hizo que se abriesen nuevos escotillones en el centro y estribor. Dos días después de haber encallado se determinó abrir un gran escotillón lateral, evidencia de que la nao se daba por perdida. Las bombas no daban abasto a sacar el agua que la anegaba y, finalmente abierta por varios lugares, se deshizo.
El pleito para cobrar
el seguro de averías se alargó en el tiempo, hasta el año 1562. Se presentaron
como testigos a muchos marinos, algunos de Portugalete de lo cual nos permite
confirmar su presencia en Sevilla donde algunos se habían avecindado. Entre
otros se citan los siguientes presentados en el año 1560:
Pedro Sanchez de Larrea, de 64 años, maestre y señor de
naos, que navegaba desde hacía más de 45 años por los mares de Levante y
poniente. Martín de Vallecilla, de 53 años, piloto de la mar, lombardero de la
Trinidad que navegaba por los mares de Levante y poniente desde hacía más de 30
años. Sancho del Casal, de 22 años, contramaestre de nao, guardián de la
Trinidad, Sancho de Vallecilla, guardián de la Trinidad, Otxoa de Salazar,
comendador, Martín de las Barzes, y Juan Peres de Morua, de 40 años.
Dos años después continuaba el juicio y testifican también
los portugalujos, Sancho de Martiarto, de 38 años, piloto, que había navegado
en la carrera de Indias, Inglaterra, Francia, Flandes y Galicia, Juan de
Savala, de 19 años, grumete, Francisco de Martiarto, de 44 años, hombre de la
mar, contramaestre en “La Trinidad” cuando anduvo en la Armada y el
citado Sancho del Villar (27 años).
Y en Bilbao lo hicieron como testigos el capitán Sancho de
Atxiniega, Martín Saez de Sanfuentes, de 85 años, maestre y piloto que había
navegado 60 años en las partes de Levante y poniente hasta hace 10 años, y
Otxoa de Capetillo, también vecino de Portugalete.
Para ilustrar esta entrada hemos recurrido al mural de la Cámara de Comercio de Bilbao, entresacando algunos detalles, destacando el superior con Santurtzi, Portugalete y la situación de sus astilleros en la zona de la actual dársena.
Para ilustrar esta entrada hemos recurrido al mural de la Cámara de Comercio de Bilbao, entresacando algunos detalles, destacando el superior con Santurtzi, Portugalete y la situación de sus astilleros en la zona de la actual dársena.
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