En 1849 la Villa como patrona de la iglesia, empezó a atender el mantenimiento del
edificio creándose un organismo llamado “fábrica parroquial” a cuyo frente
figuraba un mayordomo elegido por el Ayuntamiento encargado de velar por la
marcha económica de la institución. Una de sus primeras decisiones fue dotar al
templo de un pórtico, siendo en 1852, cuando se aprobó su construcción “en el costado S.E. de la Parroquia que ponga
al abrigo de la intemperie a los que concurren a los oficios diurnos… y que se
ofrezca un paseo de proporciones correspondientes, esto tan indispensable por
ser insuficientes por sus reducidas dimensiones los otros locales y desabrigado
en aquella situación tan ofendida de vientos y lluvias”.
Así empezó un proceso que José Luis Garaizabal está estudiando en
profundidad y que próximamente nos dará a conocer, con la historia de este
pórtico, que sufrió serios destrozos en la guerra carlista y que en los años 80
del siglo XIX abarcaba como se ve en el dibujo superior toda la fachada que da
a la ría y que se mantuvo hasta los años 40 del siglo XX en que dado su estado
de deterioro y la disculpa de recuperar la primitiva esbeltez estética del
templo se derribó.
Mikel
Torka siguiendo sus
indicaciones ha recreado en un buen dibujo como estaba en sus mejores momentos
y sobre todo en este inferior con el detalle de la entrada y su inscripción
recordando a la Patrona de la iglesia, La Asunción.
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