«Recuperar zonas verdes
inutilizadas y rememorar la historia de la villa». Con esta intención se han
plantado un total de 150 vides de txakoli en la zona de las antiguas canteras
de Portugalete. Se trata de una plantación de la variedad 'Hondarribi zuri' que
tiene meramente carácter ornamental. Según ha explicado el alcalde, Mikel
Torres, esta es una de las actividades enmarcada en la efeméride del 700
aniversario de la villa que se celebrará en junio de 2022.
En el siglo XV, en
Portugalete, existía una ordenanza por la que cualquier barco que llegase a la
villa y descargase vino se tenía que llevar la misma cantidad en litros de
txakoli. Además, «hasta que no se acabase nuestro txakoli no se podía traer
vino de fuera», ha contado el archivero municipal, Roberto Hernández
Gallejones. Estas plantaciones se
encontraban, entre otros lugares, en las laderas de Azeta, Abatxolo y
Buenavista ya que su inclinación y su altura las convertían en los
lugares idóneos para que las uvas madurasen. Precisamente el cultivo y
explotación de las parras y viñas fue, entre los siglos XV y XVIII, una de las
fuentes principales de ingresos de los portugalujos. Después, en las tabernas,
se bebía fresca en «esas jarras de barro que nos dan nombre a los jarrilleros»,
ha apuntado Rubén Las Hayas, presidente de la Fundación El Abra. «Es algo muy
especial porque la tradición txakolinera ha pervivido durante mucho tiempo en
nuestro municipio».
«Plantar algo siempre es
ilusionante. Representa el inicio o el surgimiento de una cosa», ha detallado
Javier Carnicero, vicepresidente del Consejo Asesor del 700, quien ha destacado
que, «este viñedo, nos une a
nuestro pasado y es una forma de darle arranque a la celebración del
aniversario de Portugalete». Por su parte, Iker Villalba, concejal de
Medio Ambiente, ha explicado que al comienzo y al final de cada calle de vides
se plantan unos rosales «no solo por decoración sino para indicar la posible
entrada de hongos o cualquier tipo de plaga». La tela que se coloca entre las filas sirve para evitar la presencia de
hierba que compita con las vides por los nutrientes. Al cabo de
cuatro años esta malla desaparece, integrándose en la propia tierra. «Ese es el
tiempo en el que podremos indicar que las parras ya están por fin totalmente
asentadas», ha añadido.
La plantación lleva un
sistema de riego automático para aportar a cada vid el agua necesaria según el
momento «evitando así despilfarros innecesarios», ha subrayado el concejal.
Asimismo, en las parcelas se van a plantar flores y plantas aromáticas que den
cobijo a especies insectívoras y depredadores naturales de patógenos de las
parras. Posteriormente, se
colocará un panel explicativo que formará parte de la ruta turístico-histórica
del proyecto que está en marcha y que pondrá en valor la historia de
Portugalete y su vinculación con el txakoli.
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