Nacido en Muskiz
llegó a Portugalete con toda su familia en 1958, donde su padre dirigiría el
coro parroquial.
Buen estudiante, excelente txistulari de la mano de Celes López de Vergara (instrumento que
le acompañaría hasta el final de sus días), con vocación de sacerdote desde muy
pequeño, ingresó en la Orden de los Misioneros Combonianos, estudió teología en
Italia, se ordenó sacerdote en 1969 y celebró su primera misa en la Basílica de
Santa María.
Tras perfeccionar su inglés en Londres, en 1971 partió
para la misión de Uganda. Aprendió su lengua nativa, el madi, realizó la
primera gramática en esa lengua, y dada su gran inteligencia y valía, en 1975
le encargaron la Procura Regional en Kampala, en una época difícil con el
presidente Idi Amin en el poder.
Como procurador se prodigó en atender a todos, durante
la guerra y posguerra, convirtiéndose en un referente para los organismos
internacionales que trataban de ayudar a Uganda, consiguiendo organizar
suministros de comida y medicinas para los hospitales.
Tras su último viaje a Portugalete donde permanecería
casi un año, y conseguiría enviar a África un camión de calzado pasado de moda,
se encontró con una zona más conflictiva si cabe, arrasada por la guerra, y
punto de encuentro entre guerrillas y ejército. A pesar de que sus superiores
le recomendaban regresar, consideró que no podía abandonar a aquella gente a su
suerte. La inseguridad que le acechaba con la existencia de bandas armadas, se
materializó el 20 de abril de 1982, cuando fue ametrallado por hombres que iban
en su búsqueda.
Repatriados sus restos, el funeral en la Basílica
presidido por el Obispo y numerosos sacerdotes fue multitudinario.
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