Seguimos recogiendo la visión que de la sociedad portugaluja nos ofrece la Guía de Vizcaya en 1930, con las relaciones de profesionales.
Se aprecia que aquella Villa de diez mil
habitantes estaba bien surtida de abogados, ingenieros, o médicos. Estos últimos
eran un total de ocho, con sus tres practicantes, tres comadronas (una de
ellas
ayudaría a venir al mundo a alguno de los portugalujos que ahora cumplan 85
años) y cuatro dentistas.
Vemos que en el gremio de la construcción tampoco escaseaban los albañiles y constructores.
Si nos fijamos en la presencia femenina,
tenemos que junto a las comadronas y maestras, estas copaban el epígrafe de
modistas, hijas de… o señorita de…
Al margen del detalle que a cada uno le llame
la atención, me fijo en el título de propietarios principales en el que figuran
tres mujeres (dos viudas).
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