Nació en la casa de sus abuelos
en Bermeo, para a continuación venir a la Villa, donde estudió náutica pues su
padre era propietario de dos barcos.
Trabajaba en los remolcadores
Ibaizabal y al caer Bizkaia tuvo que exiliarse cayendo en manos de los alemanes
que dado los informes que desde Portugalete recibían de ser un individuo
desafecto al régimen, le internaron en campos de exterminio.
Tras esa traumática experiencia y
no pudiendo volver a España, navegó en buques de la compañía Mac Andrew, con
nacionalidad inglesa, con lo cual cuando llegaban a nuestro puerto podía
visitar a su familia, hasta que se legalizó su situación y tras doce años de
exilio volvió a Portugalete y a su trabajo en los remolcadores donde le
aceptaron con las manos abiertas.
Hacia 1962
Pedro escribió una especie de diario en el que reflejó los aconteceres por los
que pasó durante tres años y siete meses en varias cárceles, campos de prisioneros
y dos campos de concentración alemanes en la segunda Guerra Mundial.
Del manuscrito
que nos dejó su hija, Loli Madariaga, que ocupan trece folios de ordenador, Tasio Munárriz ha hecho el siguiente
resumen:
Después de
hacer la guerra en el remolcador “Arin Mendi”, en abril de 1939 navegó en
barcos neutrales. El 2 de octubre de 1941, siendo 2º 0ficial del “Jon” Panamá
salió de Lisboa con un cargamento general para Dublín.
El día 5 unos
hidroaviones alemanes hundieron el barco y los tripulantes embarcaron en dos
botes. Un pesquero francés al servicio de los alemanes les llevaron a Ile de
Croix. Pasaron por los campos de prisioneros de Lorient, Nantes, San Bostell y
Wester Tinker, las cárceles de Bremen, Coblenza, Franfort, Hannover, Nurember y
Munich.
Por fin, el 14
de agosto de 1942 llegaron a Mauthausen. Pedro contaba en su escrito todas las
penalidades que sufrió personalmente (torturas, accidentes, hambre, etc.) y las
desapariciones de compañeros, sobre todo judíos, probablemente asesinados, desgracias
que no hace falta repetir porque las sabemos todos por otros testimonios tan de
fiar como los de Pedro. De allí salió pesando 45 kg . con una talla de 1,79 m .
El 8 de
noviembre llevaron a los inválidos y enfermos en unos vagones para caballos de
un tren de mercancías para Dachau. Los más catastrofistas creían que les
llevaban al “picadero”, pero resultó un campo mejor que el anterior. Tratado
médicamente de sus heridas, llegó a pesar 65 kg .
Todo terminó
el 29 de abril de 1945 cuando las tropas americanas llegaron a Dachau. Salió el
26 de mayo y llegó a Biarritz, a casa de un amigo suyo y de su padre. En Paris
consiguió la autorización para pasar a Inglaterra y el 17 de octubre llegó a
Londres porque quería embarcarse otra vez para ganar un dinero con el fin de
enviárselo a su esposa, María Dolores Vivanco, que le esperaba en Portugalete.
Pedro
terminaba parte de su escrito diciendo:
“Así doy fin a esto, perdonando todo, pero lo
que no puedo es olvidar, pues a veces me recuerdo, sobre todo cuando alguno
hace alguna mención de los campos, pues en mi vida había pensado que habría
seres humanos que mataban a la gente de la forma que se hacía y dejar un tren
en la vía lleno en los coches de prisioneros para evacuar y morirse todos de
hambre en Dachau como otras cosas …”
Pedro reclamó
varias veces la indemnización del gobierno alemán que le correspondía por haber
estado ingresado en dos campos de concentración, pero la respuesta siempre fue
negativa porque la había reclamado (31 de mayo de 1960) fuera de plazo (1 de
abril de 1958).
Según su hija,
una última tramitación de un abogado de París, consiguió que se le concediera
una importante cantidad y una pensión, cuya notificación llegó ocho días
después de su muerte.
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