Siguiendo
con el trabajo de Jon Iñaki Carnicero
Urra, secretario de Portugaleteko
Txistu Zaleak, en que nos recordaba al txistulari Vicente Landaluze y a su
academia de txistu, continuamos hoy recogiendo el primer fruto de la misma como
fue la banda Lagun Onak, formada por sus alumnos Josemari Angulo, Vicente
Arizmendi y Valentín Arana.
Amigos
de escuela y de correrías adolescentes, congeniaban también extraordinariamente
bien con el txistu entre sus dedos. En 1957 acuden al multitudinario alarde que
la Asociación de Txistularis del País Vasco celebró durante la Semana Grande de
Bilbao, considerado un hito del resurgir del txistularismo en la capital
vizcaína. Continúan acudiendo a alardes, concursos y todo tipo de actos en los
que el txistu, en una época de claro retorno, aparece cada vez con más
frecuencia en actos oficiales y fiestas populares. Se crea, casi de forma
natural, la banda LAGUN ONAK y va adquiriendo una merecida fama.
La
formación estable de esta banda era Vicen, txistu 1º; Josemari, txistu 2° y
Tinín, silbote. No tenían atabalero fijo pero, dada la calidad que atesoraban y
la fama que fueron adquiriendo, no tenían problemas para contar con
percusionistas de reconocida valía como, por ejemplo, José Ignacio Lafuente y
Jesús Villar, Txutxi, que tocaban en importantes bandas de la provincia. Los
ensayos los realizaban en los locales de la Hojalatería Trasviña, situada en la
calle General Castaños y propiedad de la familia de Vicen Arizmendi, donde
también ensayaba la Banda de Cartón El Resbalón.
LAGUN
ONAK fue, desde el año 1957 hasta 1967, una de las bandas de txistularis más
prestigiosas de Bizkaia. Sus componentes eran muy queridos y reconocidos por la
crítica musical y por la afición popular, compañeros y compañeras txistularis y
grupos de danzas. Eran asimismo muy solicitados para participar en alardes
(según nuestros datos, se celebraron por primera vez incluidos en el programa
oficial de fiestas en 1965 y 1966), festivales, pasacalles, actos oficiales,
fiestas patronales, concursos de jotas o de danzas, etc. Fueron tiempos duros,
por otra parte, por la situación política de dictadura y en multitud de
ocasiones la autoridad policial les obligaba a salir a tocar alejados del
centro de los pueblos a los que acudían. Gracias a la labor que txistularis
como ellos fueron realizando en la época, la situación se fue normalizando y la
presencia del txistu aumentando en multitud de actos.
El
largo servicio militar obligatorio de la época, (Josemari estuvo en el Ferrol
entre 1964 y 1966), coincidió con los mejores años del trío y obligó en este
periodo de tiempo a buscar sustitutos cuando alguno de los tres miembros natos
de Lagun onak no podía acudir a alguno de sus compromisos, como fueron Vicente
Landaluze, el hermano de éste Joaquín Landaluze, Pepín Garrigós y Txetxu
Molinos, pero esto no supuso en ningún caso una merma en su calidad musical ni
en su prestigio y reconocimiento. Las obligaciones laborales, por el contrario,
si fueron mermando la capacidad de dar respuesta, manteniendo la calidad
musical, a los requerimientos que les llegaban, puesto que si Josemari no tuvo
excesivos problemas porque trabajaba en una empresa cercana, Vicen y Tinín
debían realizar largos desplazamientos por motivos laborales con lo que los
ensayos se vieron muy dificultados.
En
el historial de LAGUN ONAK podemos anotar que se presentaron a muchos concursos
de txistularis, muy en boga en la época, tanto individualmente como en
formación de banda, obteniendo premios y un general reconocimiento. Así podemos
citar el tercer premio de Banda en Azpeitia (1966), primer premio de José María
Angulo en Sodupe (1967), y primer premio a Vicente Arizmendi, por citar algunos
ejemplos.
En definitiva, eran unos txistularis de
gran calidad musical y, quizá aún más importante, constituyeron un grupo humano
muy querido, al que se adivinaba grandes valores humanos y que atesoraba una
relación personal entre sus componentes que ha perdurado hasta la actualidad.
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