lunes, 30 de marzo de 2020

LA HISTORIA DE LOS GIGANTES Y CABEZUDOS EN PORTUGALETE (1): ANTES DE LA GUERRA



Con motivo de una foto de 1933 que encontró José Luis Garaizabal con los cabezudos por Zubeldia, según recogimos en este blog, le entró el gusanillo de conocer la historia de los gigantes y cabezudos en la Villa, que actualmente ya no existen, así como la idea de proponer su recuperación con motivo de la celebración del 700 aniversario que se celebrará dentro de dos años.
Prácticamente finalizado su trabajo, que se podrá consultar en la Biblioteca Digital Portugaluja, vamos a adelantar algunos fragmentos del mismo empezando hoy por los primeros cabezudos que adquirió el Ayuntamiento en 1926.
No obstante nos apunta que cuando en 1885 el Ayuntamiento de Bilbao retiró los suyos y los sacó a subasta, Casilda Iturrizar adquirió los gigantes y se los trajo a su casa de Portugalete, sin que tengamos más noticias de su uso aquí.
Como decíamos fue en 1926 cuando se adquirieron a la casa barcelonesa “El Ingenio” los primeros cabezudos que aparecen en la conocida foto con los txistularis  dirigidos por Benito Ocariz y que representaban a una vieja desdentada, a un señor con peluca tipo juez, al diablo con cuernos, a un negro sonriente y a una chavala rubia sonriente.
En el Programa de Fiestas de 1926 se les anunciaba así:
«El día 24 (San Juan), a las 8 ½ de la noche un ensordecedor disparo de chupinazos y torpedos, congregará en la Plazuela del Cristo, a la gente menuda de la población. La banda de música, asistirá también, y en medio del natural griterío, harán solemnemente su salida del cuartel, LOS CABEZUDOS.
Primero, aparecerá El Negro con su novia La Tuerta; y después Mefistófeles con su prometida La Vieja. Como a los novios no se les puede dejar solos, saldrán a continuación Don Simeón y Don Pascual, en calidad de personas de respeto. Tras el saludo de ritual a sus amigos los niños, los cabezudos visitarán la Villa y sus monumentos, seguidos de la chiquillería y de la Música. Vejigazos, carreras infantiles, bullicio. ¡ALEGRIA!.
La fotografía superior nos los muestra junto a las Escuelas de Maestro Zubeldia. Los cabezudos “vivían” en el habitáculo sito en los bajos de la escuela, donde Heliodoro Palacios tenía su pequeño taller de carpintería y que luego había servido de vivienda a Petra Fernández y familia. Él y algún otro empleado municipal se encargaban de asignar los “escogidos” que se iban a pegar la gran paliza por una peseta en los años de bonanza.
A estos cabezudos les sustituyeron en 1935 otros que representaban al Gordo y al Delgado, un mofletudo repeinado, el viejo de la barbilla, el tuerto o tuerta y el negro y a los que acompañaban por primera vez dos gigantes como veremos en la siguiente entrada.






No hay comentarios:

Publicar un comentario