martes, 17 de marzo de 2020

RECORDANDO OTRA EPIDEMIA EN PORTUGALETE:(1) LA DE 1855 DE COLERA Y EL HOSPITAL EN CAMPO GRANDE


Ante esta epidemia de coronavirus que sufrimos, vamos a recordar la que debido al cólera morbo asoló la Villa en 1855.
Ya había habido un aviso en febrero de 1854 pero un nuevo rebrote de la epidemia, en esta ocasión mucho más virulenta, tuvo lugar en el mes de junio cuando se acababa de contratar a un nuevo médico titular, Froilán de Labra y Ubiondo, y este se hallaba ausente.
La epidemia afectó en primer lugar a nuestros vecinos de Santurce y si la primera víctima tuvo lugar el día 15, para final de mes habían fallecido 27. Se despidió al médico interino contratando a otro que se hallaba accidentalmente en el pueblo, abonándole 100 reales diarios hasta que volviera el titular.
La mayoría de los miembros de la Junta de Sanidad, incluido el farmacéutico Julián de Lejarreta, decidieron abandonar la población, con lo que debió procederse al nombramiento de otra nueva agrupación.
Además del hospital existente en la Villa, se decidió instalar uno  provisional para los coléricos, aprovechando los donativos recibidos en la epidemia del año anterior, y encargando de su administración al maestro José García, dado que las clases en la escuela estarían suspendidas, pero en una muestra de solidaridad Domingo Ibarrola, residente en Madrid, puso a disposición de los mismos su casa de Campo Grande a la vez que ofrecía un donativo de mil reales para su atención.
Las fotos que acompañan a esta entrada sitúan en punto de Campo Grande bien a las afueras del casco, en la cornisa cerca de Santurce.
Fueron dos meses terribles en los que se llegaron a contabilizar 88 muertes, dándose el caso curioso de que el 2 de julio murieron con pocas horas de diferencia, los padres del indiano Manuel Calvo Aguirre, Matías Calvo y Maripepa Aguirre, que durante años había regentado la Fonda de Calvo en la Plaza esquina al cantón de Carnicería.
La infancia fue el colectivo más afectado pues se contabilizaron 32 víctimas de menos de 13 años, entre los que se encontraba una hermana de un año de Miguel Loredo Rola, que unos años después sería el brillante Apoderado de la Villa en las Juntas Generales.
Entre los adultos que fallecieron la media de edad era de 50 años, pues eran raros los que vivieran más de 70 años.
Las ayudas también llegaron de los municipios vecinos. Juan Tomás Arrarte, alcalde de Santurce, que había recibido de su cuñado Cristóbal Murrieta un donativo de 2.000 reales para atender a los afectados del cólera, pero como éste había desaparecido de su Concejo los entregaba para paliar la enfermedad en Portugalete. Francisco Luciano Murrieta, desde Londres aportó otros 2.000 reales y cuando se le indicó que se trataba de conseguir fondos para la construcción de un hospital subió su aportación hasta los 8.000.
A este movimiento de solidaridad se unieron personas como la Reina, el obispo de la Diócesis de Santander, la empresa Ibarra hermanos y Cía. y diversas personas como Tomás Epalza, Marcelina Elorriaga, Bernardo Castet, o Tiburcio Chávarri.
Tras desaparecer el peligro de la epidemia quedó solo el hospital municipal y se siguió encargando del mismo el citado maestro, que tras jubilarse en 1857 lo siguió haciendo hasta 1873 como medio de complementar la exigua jubilación que cobraba.
Sobre este tema hemos recurrido al trabajo de Jaime Villaluenga, La sanidad y la beneficencia de Portugalete a mediados del siglo XIX, y de Aurelio Gutiérrez Cólera morbo en Portugalete en 1855.




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