En estos momentos que estamos viviendo, la situación de la
Residencia de San Juan Bautista nos viene a menudo a la memoria al ver cómo
este tipo de Instituciones está siendo el blanco de la epidemia, dado la edad
de sus residentes.
Queriendo recordar cómo lo pasaron con otras epidemias de
hace un siglo, nos encontramos que en 1915 ante la situación que estaban
sufriendo, el Ayuntamiento decidió ampliar el edificio de enfermos tuberculosos
para acoger a la población que resultaba infectada, y ante la decisión de la
Superiora Provincial de la Siervas de María de que sus religiosas dejaran de
prestar servicios, el Ayuntamiento que también corría con los servicios médicos
decidió contratar temporalmente a dos vecinas, María Sagredo y Petra Uriarte a
las que pagaría cuatro duros al mes a cada una.
Una década después en 1925 ante los graves casos de fiebres
tíficas que se estaban dando entre la población más pobre de la Villa, el
Ayuntamiento aceptó que una de las religiosas de las Siervas de María atendiese
a los hospitalizados.
La bancarrota que sufrió la economía, con el derrumbamiento
de uno de los bancos donde la Institución tenía depositados la mayoría de sus
valores, la puso en una situación desesperada, así que el pueblo portugalujo se
volcó en su ayuda. Partidos de fútbol benéficos del Club Portugalete, el
primero de los cuales tuvo lugar en setiembre de 1925, aumento del número de
suscriptores que daban su particular donativo (se encomendó el cobro a dos
municipales a los que se les daba el 5% de los que cobrasen), bailes en el Hotel
en carnaval, becerrada en "el frontón del Sr. Arambarri", veladas en
el Teatro, "que lleva en arriendo el Sr. Berriatua", Tómbolas,
obsequio de los cooperativistas de las Casas Baratas de Villa Nueva de una
comida extraordinaria, con motivo de la inauguración de sus viviendas, etc.
etc. Y por encima de todo destacó la figura de María Vallejo, que prestó su cooperación corriendo durante tres meses con
todos sus gastos, hasta que éste pudo comenzar a hacer frente a sus
necesidades. En el Hospital Asilo había entonces 14 enfermos y 26 asilados.
En estos momentos, un siglo después, en esta Residencia de
San Juan Bautista, como vemos en su última MEMORIA,
están 76 residentes atendidas por siete religiosas de la congregación de las
Siervas de María con una madre superiora al frente, un médico y 48 personas distribuidas
de la siguiente manera: 25 auxiliares de Clínica, 4 D.U.E. y/o A.T.S, y 19
personas en servicios auxiliares. Un equipo de psicopedagogas mantiene un
completo programa anual de actividades con numerosos colaboradores así como un
grupo de Voluntariado.
En la situación de la pandemia actual hay que señalar que no pueden contar con
la colaboración de la Superiora y otras dos religiosas, que antes de empezar el
periodo de alarma tuvieron que desplazarse a Santander a realizar sus periódicos
retiros espirituales, y donde tenemos noticias que han sido afectadas por el
virus. Nuestro deseo de que se recuperen pronto.
Si en otra entrada anterior recogimos la reacción de
personas que se acercaban a ofrecer materiales sanitarios de protección, ahora la
iniciativa que circula por las redes sociales, que ha partido de una
portugaluja que tiene allí a su madre, dice: “como cualquier ayuda es poca, te
animo a que hagas una pequeña aportación para que todos nuestros familiares,
así como las personas que cuidan de ellos, sigan sanos.
La cuenta del Asilo
donde puedes hacer el ingreso es:
ES02 2095 0086 2120 6301 1795
indicando Ayuda
Medidas Protección
Desde aquí recogemos esta iniciativa y recordamos que ese
número de cuenta lo utilizan muchos a lo largo del año para ofrecer su
colaboración anual.
También hemos recogido en las redes sociales el
agradecimiento del personal que trabaja por los residentes con este vídeo:
Por nuestra parte recordar que el aplauso de todas las tardes a las ocho, va por ellas, que siguen multiplicando y redoblando esfuerzos para proteger a las residentes y que pasen estos duros momentos de la mejor manera posible.
Por nuestra parte recordar que el aplauso de todas las tardes a las ocho, va por ellas, que siguen multiplicando y redoblando esfuerzos para proteger a las residentes y que pasen estos duros momentos de la mejor manera posible.
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