En el ejemplar de hoy de EL CORREO, J. GÓMEZ PEÑA,
recuerda que Luis
Pedro Santamarina, un portugalujo nacido en Gallarta, consiguió el triunfo ante el poderoso equipo
KAS en la edición de la Vuelta que terminó el 19 de abril de 1970, justo hace
medio siglo.
Ahora que por la
pandemia el calendario ciclista se ha puesto a temblar y hay quien se siente el
borde del apocalipsis, conviene recordar que este es un deporte imbatible. Ni
guerras ni escándalos han podido con él en más de un siglo. La Vuelta al País Vasco 2020 ha quedado
suspendida. Volverá. Ya estuvo enterrada entre 1936, inicio de la guerra civil,
y 1968. Resucitó en 1969. Un año después, el 19 de abril de 1970, justo
hoy hace medio siglo, el vizcaíno Luis Pedro Santamarina se convirtió en el
primer corredor vasco que inscribía su nombre en el palmarés de la carrera.
El ciclista de Gallarta
falleció en 2017, con 74 años y tras casi tres décadas en su taller de
bicicletas de Portugalete. Campeón de
España en 1967, Santamarina tumbó en aquella edición de la Itzulia al tremendo
equipo KAS de Linares, Aurelio González, Gandarias, Gabika, Zubero,
Galdos, López Carril, Elorza, Echeverría y Gómez del Moral. Santamarina, con el
maillot del Werner, resistió ante el KAS, el Fagor de Perurena y el Bic de
Aranzabal y Janssen, y celebró el triunfo en Eibar, de donde este mes de abril
no ha podido salir la ronda.
Hizo historia para el ciclismo vasco, aunque no evitó el olvido. «He llegado a leer que Julián
Gorospe fue el primer ganador vasco de la vuelta», se quejó en más de una
ocasión. La lista de vencedores locales es breve: Santamarina en 1970, Miguel
Mari Lasa (1974), Gorospe (1983 y 1990), Pello Ruiz Cabestany (1985), Aitor Osa
(2002), Iban Mayo (2003) y Ion Izagirre el año pasado. A ellos se suman dos
corredores formados en Euskadi: Íñigo Cuesta (1998) y Samuel Sánchez (2012).
Santamarina les abrió la puerta.
Corrió cinco Tours, ganó
dos etapas en la Vuelta y una en el Giro, y fue campeón de España el día de
1967 en que otro vizcaíno, Valentín Uriona, se dejó la vida en esa carretera de
Sabadell.
Había algo de trágico en aquel ciclismo: un coche aplastó al burgalés
Talamillo en la Nochevieja de 1965; un año antes, a Juan
Campillo lo había matado un camión. Dicen que le vieron taparse la cara con el
abrigo y arrojarse a la carretera. No
hacía mucho que otros dos ciclistas, Raúl Motos y Joaquín Polo, habían fallecido
en la Vuelta a Portugal por algo que hoy suena imposible: de sed.
A Santamarina, en
cambio, casi le tumba el exceso de comida en la ronda vasca de 1970. Había
discutido con Manzaneque, su director en el Werner, tras retirarse en la
clásica de Amorebieta. Por poco se lían a tortas. A tanto llegó la bronca que
Santamarina se largó a casa, a Gallarta. Durante dos días, lunes y martes, se olvidó de la bicicleta. «Comí alubias y de todo».
Manzaneque fue a buscarle el miércoles de esa semana para disputar la Vuelta al
País Vasco, que arrancaba sólo 24 horas después.
La primera etapa salió
de Eibar por la cuesta de Elgeta. Resoplaba. «Tuve que pedir unas tijeras porque el culotte me apretaba. Había
engordado. Aguanté como pude», contó Santamarina. Soportó el ritmo y el
sobrepeso. La digestión posterior fue ya mucho mejor. Como él decía, los ciclistas pierden la forma en una curva y la recuperan
en la siguiente.
En la segunda etapa
(Bilbao-Vitoria) se hundieron Janssen, Gabika y Echeverría. En el sector
contrarreloj (Estella-Pamplona, 47 km) del tercer día, Santamarina se vistió de
líder al acabar tercero tras Carlos Echevarria y Janssen. Tres días después de
los atracones, había recuperado su mejor silueta. Aquella semana, Bizkaia estaba pendiente del Athletic, que al final no
pudo ganarle la Liga al Atlético de Madrid.
Mientras el Athletic se conformaba con el
subcampeonato, Santamarina se mantuvo en pie ante la ofensiva final del KAS. «Dejé que se fuera Gandarias y le mantuve a
cien metros. La cuarta etapa terminaba
en el velódromo de Anoeta y entré a unos 15 segundos de Gandarias. Luego
me dejé ir porque sabía que los tiempos se cogían en la entrada de la pista.
Langarica (director del KAS) protestó pero no le sirvió de nada».
Santamarina también resistió en la jornada final, Pamplona-San Sebastián, los
ataques de Aranzabal, Aurelio González y López Carril, y hace hoy 50 años puso
su nombre, el primero de un vasco, en el libro de oro de la carrera que este
año, cosas el virus, puede quedarse en blanco.
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