Al igual que Bilbao había incorporado 8 nuevos gigantes a
su comparsa en 1935, la corporación portugaluja presidida por Enrique
Retuerto, acordó en mayo la adquisición de 6 nuevos cabezudos fijándose en el catálogo de la casa
barcelonesa “El ingenio”, y posteriormente el 5 de Julio, la primera pareja
(sin vestir) de gigantes.
Por su parte,
la Unión Comercial de la Villa, “secundada
por comerciantes e industriales de la misma, había equipado sin gasto alguno
para el Ayuntamiento la pareja de gigantes” ataviados de baserritarra e
hilandera, lo que mereció la felicitación del alcalde dado que lo hicieron “con verdadero buen gusto”
Como vemos en la foto, el aldeano
iba tocado con una gran txapela y vistiendo la tradicional blusa de cuadritos
de Vichy y pantalón de mil rayas, portaba un gran paraguas colgado del brazo
derecho, mientras la aldeana vestía de negro, delantal incluido, con pañuelo
blanco a la cabeza, sosteniendo un copo de lana en su mano derecha y el huso en
la izquierda.
Presentados el día de Santiago, en éxito fue total y en el
programa de fiestas de 1936 figuraron en la portada.
Tras la guerra civil, en 1940 la corporación presidida por
Valeriano Martín decidió ampliar la familia y para ello se dirigen de nuevo a
El Ingenio, que había suministrado los anteriores, y a pesar de haberse
encarecido su precio decidieron decidieron comprar una pareja de gigantes, sin
vestir, con pelucas de fibrón (¿?) bien imitado a cabello.
El 14 de Agosto, a las 4½ de la
tarde se realizó la RECEPCIÓN, en la Estación del Ferrocarril, de “la nueva comparsa de gigantes y cabezudos”.
Como en 1935, la confección de la
vestimenta de los gigantes y cabezudos corrió a cargo de los comerciantes y
nuevamente lo bordaron.
La nueva pareja vestida de
ambiente marinero parece que era más alta que la anterior. Él con su sudeste en
la cabeza y vistiendo kaiku, representaba a la gente de mar, y ella, a una
guapa sardinera con sus mangas remangadas, su falda de flores con delantal
oscuro, pañuelo y cesta en la cabeza. No daría tiempo o no quisieron dotar al
hombre de algún aparejo, remo o bichero ya que su mano derecha lo pedía.
La pareja de aldeanos, ya había
perdido su paraguas y huso. Seguramente molestaría al porteador y se eliminaron
los adornos (salvo la cesta).
En cuanto a los cabezudos, la nueva familia estaba compuesta
por Negro sonriente, Chaval con la boca
abierta, Calvo con bigotazos, Maño, Tuerto, Viejo con barbilla, Negro II,
¿Payaso?, Repeinado cabezón (grande), Otro repeinado (grande), Rubia del
flequillo y Negro III.
Aún hoy, hay personas mayores que
recuerdan el salero con que bailaba a la sardinera Felitxu “el sacris” o la
patxorra con que desfilaba Mingorance “Mingo” o lo bien que lo hacía y el meneo
que daba a su gigante, Pablo Rojo, de Coscojales.
Antes de seguir con la siguiente entrada, ya al final de la
dictadura, José Luis Garaizabal
quiere aprovechar para reclamar como portugaluja a esta nueva pareja, ya que en
el libro GIGANTES Y CABEZUDOS DE BIZKAIA (Iñaki Irigoien y Jon Gaminde)
atribuye su propiedad a Santurtzi, colocando a la foto anterior el pie:
“Gigantes y cabezudos de Portugalete y Santurtzi”, basándose seguramente en una
foto del blog santurtziarra (https://elbolintxies.wordpress.com/)
en la que aparece nuestros gigantes, primero recortados y separados de sus
hermanos y luego delante de una casa que nuestros contactos en el pueblo vecino
no han podido identificar. Hay que tener en cuenta que los ayuntamientos sin
gigantes, solían alquilarlos a los pueblos vecinos.
Soy nieta de Pablo Rojo y toda mi infancia he sido la nieta de Rojo "el que bailaba la sardinera".
ResponderEliminarMuchas gracias "nieta de Rojo".
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