lunes, 1 de febrero de 2021

RECOGIDO DE LA PRENSA: FINALIZA LA LIMPIEZA DEL RETABLO MAYOR DE LA BASILICA

 


En la edición Margen Izquierda de EL CORREO, del día de ayer, ANE ONTOSO, firma el siguiente artículo: 

El retablo de la basílica de Santa María de Portugalete es una de las joyas patrimoniales de la Villa, que el próximo año cumplirá el séptimo centenario de su fundación. El templo ya se ha puesto guapo para la cita, porque recientemente han concluido los trabajos de limpieza. La intervención, que ha durado mes y medio, ha sido supervisada por el Museo Sacro de Bilbao y el equipo técnico del taller de Conservación y Restauración de la Diputación Foral de Bizkaia.

Las encargadas de la tarea han sido Mercedes Bilbao y Berta del Campo, que para las redes sociales son dcsisters2. Con más de 30 años de trabajo ininterrumpido para colecciones artísticas de particulares, empresas, instituciones y anticuarios, han dejado el retablo mayor como la patena.

«Lo primero que hacemos es documentarnos al máximo sobre la obra y después elaboramos un criterio de actuación en conjunto con los departamentos de restauración tanto de la Diputación como del Museo Sacro. El principal criterio es el del respeto total a la obra del autor -aseguran-.Nuestra labor es la de detener el ataque que la obra va sufriendo por agentes externos e internos que provocan su deterioro paulatino y devolverle su esplendor original sin quitar ni añadir nada».

Se trata de una “labor minuciosa” que requiere “paciencia y concentración”. «Cuando logras devolverle esa unidad estética el resultado es muy gratificante», revelan.

En la basílica de Santa María de Portugalete se habia realizado una intervención de  restauración en el año 1986-87. En ella se procedió a «una desinfección y desinsectación» de la madera fuertemente atacada por insectos xilófagos. «También se

 consolidó la fibra leñosa aunque hubo pérdidas irremediables de piezas importantes algunas de las cuales fueron sustituidas por nuevas como refuerzo», explican. Por último, se eliminó «el estrato superficial incluyendo repintes de intervenciones anteriores».

Estos, que ya se resolvieron entonces, son algunos de los problemas fundamentales que pueden tener los retablos. A ellos se les suma la suciedad. «Actualmente toda la superficie, tanto de la madera como de la policromía, presentaba un aspecto blanquecino debido a la gruesa capa de suciedad general que desvirtuaba cromáticamente su visión original», ratifican las especialistas. 

El modus operandi 

Según el director del Museo de Arte Sacro de Bilbao, Juan Manuel González Cembellin, por ese motivo «ha sido necesario intervenir después de 30 años y dejarlo reluciente. Hay que cuidarlo». «Siempre se ha acumulado suciedad en los retablos -continúa-, pero en los últimos años mucha más porque tenemos mucha más contaminación en el aire (polvo, emisiones... ). Está mucho más cargado. La porquería que antes tardaba diez años en acumularse, ahora puede hacerlo en unos meses».

El modus operandi de Mercedes y Berta para la restauración del retablo de la Villa jarrillera ha requerido, antes que nada, «la recogida de muestras de diferentes zonas, tanto de la madera como de la policromía, para un futuro estudio microscópico». Así, han comenzado después «retirando el estrato superficial, consolidando aquellas zonas debilitadas de la madera e incorporando de nuevo pequeñas piezas sueltas originales que hemos encontrado».

Han sellado, asimismo, «pequeñas lagunas con pérdida de policromía y de dorado y se han reintegrado exclusivamente el estuco visible de los bordes». Por último, han realizado una protección final de toda la superficie. Para todo ello, han utilizado «métodos y materiales discernibles y tradicionales que no afectan a la naturaleza de la obra ni a su valor estético».

Ilustra Juan Manuel que precisamente, la policromía del retablo jarrillero es muy particular. La escultura de madera está forrada con bol (una especie de capa de escayola) menos incluso que milimétrica. Tiene que adecuarse absolutamente a la pieza y sus relieves. Una vez “blanqueada” se pinta encima. El policromador tiene que ser tan buen artista como el escultor, incluso a veces hasta mejor.

El resultado de los trabajos ha sido alabado por fieles y visitantes, así como por el párroco de la basílica, José María Arieta-Araunabeña, que observa que «se ve mucho más luminoso». El sacerdote recuerda cómo, tras la retirada de andamios, el Día de la Maternidad de la Virgen «pudimos observar la belleza en su conjunto». «Tenía mucho polvo -avala-. Además de la espectacularidad que tiene de por sí el retablo, ahora se perciben los detalles. Ha sido como un 'lifting'».

La iglesia de Santa María de Portugalete es anterior al retablo. Antes de esta hubo una pequeña parroquia gótica, que se mandó construir en 1322 por la Señora de Vizcaya, María Díaz de Haro. Luego «se derribó y se hizo una nueva, que es la que vemos ahora. Es un edificio de finales del gótico fundamentalmente, con detalles renacentistas», tal como relata Juan Manuel. Tanto el retablo como la iglesia están dedicados a la Asunción de la Virgen María.

La construcción del templo, que se inició hacia 1492, se prolongó durante casi un siglo, hasta 1580. Unos años después de empezar a levantar la iglesia, el Consistorio de Portugalete decidió hacer un retablo nuevo y en 1533 encargó la obra al escultor lorenés afincado en Bilbao, Guiot de Beaugrant, luego pasó su hermano Juan y, después, el escultor alavés Juan de Ayala II.

«Eran prácticamente las mejores firmas del momento. Portugalete no reparó en gastos. Hay que pensar que es una Villa que históricamente ha sido la gran competencia de Bilbao -cuenta el director-. También aportó dinero el portugalujo Lope de García de Salazar». El retablo jarrillero se finalizó en 1555 cuando «se dora y se policroma la calle central (se repolicromó en el siglo XVIII, en 1749)”.

Merece la pena, sin duda una visita.



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