Hace un mes, Aurelio González “el
navarrillo” publicó en su blog “La vida pasa” unas fotografías de las argollas
de la Punta, y tercié en Facebook con un comentario sobre la argolla que falta
en la parte final del morro.
Haciendo memoria, habría que decir que
durante 2011 y 2012 se realizaron una serie de obras en el Muelle de Hierro,
algunas poco afortunadas desde el punto de vista del respeto debido a un elemento declarado Bien de Interés Cultural en 2012
(arriostramientos transversales solo al inicio y al final del muelle,
sustitución de la barandilla original cegando las bajadas al nivel inferior,
hormigón impreso en el suelo, hormigonado de las escaleras originales en el
espigón del Sporting, ausencia de luminarias en la farola de ese espigón, mantener
los “pasos” de hormigón que no existían en la versión original, abandono a su
suerte al mareómetro que habían restaurado en 2000, etc.) .
La Autoridad Portuaria había corrido con
la remodelación y parece mentira el poco tacto que tuvieron con el muelle
diseñado por Evaristo de Churruca, que posibilitó vencer a la temible barra y
facilitar el crecimiento del puerto y la industria vizcaína. El Ayuntamiento de
Portugalete también “colaboró” con el extravío de uno de los dos hitos que
daban inicio al muelle señalando la empresa constructora, “Maquinista Terrestre
y Marítima de Barcelona”.
Volviendo a las argollas, hay que decir
que no estaban colocadas en el muelle original, tal y como muestra esta
fotografía superior con el rompeolas ya construido (1902) y sin embargo, las
seis argollas no estaban instaladas.
La finalidad de las mismas, así como la
de los seis motilones que desde el mareómetro llegan hasta el comienzo de la
parte “solida” del muelle, no puede ser otra que el amarre de las dragas que
sirvieron para eliminar los restos de la barra una vez que el muelle había
hecho su “mágico” trabajo abriendo junto a él un canal constante de 4,58 m. de
profundidad en bajamar. ¿Quién no ha paseado de chaval por la Punta y no las ha
hecho sonar como si fuesen aldabas?
En Octubre de 2012, me di una vuelta
hasta la Punta para ver en que habían consistido las obras. Cuál fue mi
sorpresa, al advertir que faltaba la anteúltima argolla junto al faro y dado
que había bajamar, ésta reposaba a la vista en las rocas junto a la planchada
del morro. Al día siguiente envié una carta a la Concejala de Cultura del
Portugalete, Italia Canna, para poner el hecho en su conocimiento: “No sé si una brigada del Parque Móvil la
podrá retirar de las rocas, a las que en bajamar se puede acceder cómodamente
por las escaleras que hay bajo el faro y
depositarla en lugar seguro hasta que o bien vosotros o la Autoridad Portuaria
la reponga en su lugar.
Sería
una pena que estando localizada, se perdiera y más en este año que se celebra
el 125 aniversario de la construcción del Muelle de Hierro.”.
Al cabo de un mes, recibí una
contestación verbal, comunicándome que “al
no tener competencias sobre el muelle, habló con el Alcalde para que se
comunicase a la Autoridad Portuaria y que fuesen ellos quienes acometieran la
retirada y reposición”.
Dado el poco éxito de la gestión, ya que
la argolla seguía entre las rocas, remití el escrito al contacto que tenía en la
Autoridad Portuaria, que me había facilitado el plano del mareómetro, para que
la hiciese llegar “a quien corresponda”.
Como se puede apreciar en estas
fotografías de 2012 y 2018, la argolla va siendo engullida poco a poco por los
mojijones y las ostras, y pronto no quedará rastro de esta nueva desidia, salvo
el hueco mudo en el muro.
¡Ánimo Autoridad Portuaria, que todavía
se puede rescatar y reponer!.
Y ya que se ponen manos a la obra,
afiancen el resto de argollas, pues algunas pueden correr el mismo camino. Y ya
que están, coloquen dos faroles clásicos irrompibles en la elegante farola de
las escaleras del Sporting, pues lleva sin luz toda la vida.
Aurelio Gutiérrez. Interesante trabajo.
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