viernes, 30 de abril de 2021

EL CAMPO SANTO DE LAS CANTERAS (1809-1878)

  


Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales, nos ha recordado en su blog la adquisición del terreno de Las Canteras en 1809 para construir el primer cementerio exterior que tuvo la Villa. Eran los tiempos de la invasión francesa y fuimos pioneros en el Estado en prohibir los enterramientos en el suelo de la iglesia por ser perjudiciales para la salud.

En aquella época dicho terreno era la huerta del Marqués de Villareal, que perteneció antiguamente al vínculo de Martín y Francisco de Vallecilla, pasando luego a Alfonsa Jacinta de Vallecilla, Marquesa de Villareal, y siendo entonces sus dueños José Díaz Pimienta, Marqués de Villarreal y Doña Ramona de la Llosa y Zuazo.

La descripción del terreno trasero de la iglesia era “contiguo a ella por el costado sur, bajo el camino llamado del carro. Confinando por la parte del este con el mismo camino que baja a la ribera y muelle viejo, y por el oeste con otro terreno de Doña Ramona de la Llosa mediando entre ambos un carrejo angosto que sirve de paso”.

Al citado Marqués se le acompañaba en las escrituras los títulos de “Señor de las Villas de Villarreal de Burriel, Albilla y Renuncio en la Merindad de Burgos, Teniente Coronel de los Reales ejércitos de su Majestad, agregado del capitán de la plaza de Madrid”.

Hasta entonces los muertos se enterraban dentro de la iglesia cuyo suelo era de tierra, cubierta con juncos, lo cual presentaba “graves inconvenientes y perjuicios a la salud pública por las exhalaciones cadavéricas” que se producían, que hacía que dentro del templo hubiera un “edor pestífero” insoportable.

Consideraban que el terreno tras la iglesia, por su elevación y ventilación, era el mas adecuado para dedicarlo a Campo Santo, motivo por el que el Ayuntamiento representado por su alcalde y miembros de la corporación y el Cabildo eclesiástico por dos de sus curas beneficiados firmaron las escrituras de compra del terreno ante el “Escribano Real de la Villa de Portugalete”, Don Clemente Urioste.

La operación la consideraban de gran utilidad y ventajosa ya que la “Fábrica gasta anualmente más de doscientos reales en la conducción del junco que se trae y se extiende en la Iglesia quitando el viejo, y que de ponerse el suelo de ella enlosado o entablado de firme, para la mayor decencia y adorno, como está proyectado por ambos Cabildos y encargado por autos de Santas Visitas, se evitará el adoquinado que en falta del cementerio era forzoso hacer para la colocación de cadáveres, cuya obra será mucho más costosa en lo material de la manufactura y ofrecería un gravamen los más de los años con la rotura de las losas y tablas, como se experimenta en otros templos”.

El 28 de octubre de 1809 se enterró en el interior a la última persona, que resultó ser una niña de seis meses llamada Gregoria, hija legítima de Juan Francisco de Lois y Juana de Ibarguen y el día 31 se bendijo el Campo Santo tras una solemne función religiosa con asistencia de gran parte de vecindario.

La inauguración del nuevo Campo Santo tuvo lugar el 31 de octubre y el mes siguiente se realizaron los primeros enterramientos que fueron, los días 11 y 15, dos niños hijos de Mariano Allende.

En 1814 se acordó entarimar el suelo de la iglesia aunque no debió ser en su totalidad.

 

Los documentos completos:
LA VIDA PASA

 


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