Siguiendo la sugerencia de uno de los seguidores del blog, recogemos la vida de este popular portugalujo para que acompañe a los que tenemos preparados para el último libro de la Colección El Mareómetro. Curiosamente este personaje Villar Bueno, Florencio, va delante alfabéticamente de otro Villar Sobrado, Seve, que también fue popular y es que dedicados a la venta de golosinas entre los más pequeños son personajes que quedan en la memoria de estos toda su vida.
Nació en
Sestao, pero al de unos meses sus padres vinieron a vivir a la Villa. Como su
padre trabajó para el Ayuntamiento de guarda o jardinero, el siguió sus pasos y
también lo hizo en trabajos de limpieza pública, guarda, bombero o lo que
surgiera.
Casado con
Isabel Hornilla Olarte, cuñada del sastre Tomás de Lafuente, tuvieron cinco
hijos, el primero nacido en 1929, llegando a los años de la república en una
situación económica extrema. Aprovechando que el ejército abandonó sus
barracones del alto de San Roque dejando un guarda o conserje durante un tiempo,
al abandonar este su vivienda la ocupó, siendo seguido después por otras
familias, con autorización municipal, creándose un poblado que la gente empezó
a llamar Abisinia. “El antiguo fuerte ha sido convertido en un cobertizo o refugio, en donde
se cobijan más de 27 familias, unas 150 personas, obreros sin trabajo, mendigos
habituales, gentes sin hogar y sin pan”. Nuestro hombre, que había sido el primero en llegar, y como
la antigüedad es un grado, empezó a ejercer de alcalde
de barrio y ser apodado con el nombre del rey abisinio Haile Selassie, El Negus.
En la guerra
luchó en el campo republicano, donde fue herido perdiendo una pierna, pasando
por hospitales y campos de concentración. Tras la misma vivía en el nº 5 de la
calle del Medio, y dado que su invalidez no le permitía ser considerado al
igual que a los del bando vencedor como Caballero
Mutilado, sino como “un puto cojo”,
empezó a vender chucherías y golosinas en un pequeño puesto. Su intento de
volver a trabajar para el ayuntamiento como vigilante
del parque del doctor Areilza no tuvo éxito.
En enero de 1954
como el kiosko de la plaza situado a la izquierda de las escaleras de bajada a
la estación llevaba un tiempo cerrado lo solicitó siéndole adjudicado. Allí ya
a cubierto empezó una nueva etapa pues en 1956 le autorizaron también a poner seis
mesas cerca para venta de bebidas en verano y hasta pensó aumentar el negocio
instalando otro puesto al comienzo del recién inaugurado grupo de la Florida
Genaro Riestra, a finales de 1958 algo que no consiguió.
No había
llegado a los 65 años de jubilación cuando falleció de cirrosis.
Ole maestro. Tiene a su secretaria interventora de Jose Santos Garcia como escribana emancipada en Notarias Revuelta dispuesta a taquigrafiar en frances en Santa Clara. Aurretik. Nines Santos
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