MANUEL MONTERO en la sección TIEMPO DE HISTORIAS del Viernes, 10 junio 2022, de EL CORREO, recuerda que la carta puebla concedida a los portugalujos por María Díaz de Haro se convirtió en el origen de un litigio histórico, causado por la rivalidad comercial, que duró siglos.
El 12 de junio de 1322
la Señora de
Vizcaya María Díaz de Haro otorgó la
carta-puebla de Portugalete, que cumple así siete siglos. «Sepan quantos este privilegio bieren como yo Donna Maria muger que fui
del Infante don Juan Señor de Vizcaya do et otorgo a todos los de Portugalete…»
empezaba el documento que creaba una nueva villa.
La fundación de villas
se produjo durante la Baja Edad Media. Fue un proceso importantísimo, pues creó
o alentó los primeros núcleos urbanos, dotados de un nuevo estatus jurídico.
Iniciativas de este tipo se producían en Europa desde el siglo XI. Fueron
tardías en el País Vasco: en 1180 se fundó San Sebastián y en 1181 Vitoria. El
Señorío de Bizkaia fue el último territorio en incorporarse al proceso. Lo hizo
en 1199, cuando se fundó Balmaseda, la primera villa vizcaína, situada en la
ruta que llegaba de Castilla.
La emisión de la carta
puebla y la fundación que llevaba aparejada eran iniciativas importantes.
Cuando una población recibía el título de villa -por lo común, estas se
fundaban sobre una población ya instalada, como es el caso de Portugalete-
recibía un derecho distinto al del entorno rural, así como una jurisdicción
territorial y determinadas concesiones económicas (era frecuente la posibilidad
de realizar un mercado), mejorando su inserción en los circuitos mercantiles.
Además, se dotaba de nuevas autoridades y de la posibilidad de defenderse.
Muchas de las villas vizcaínas perseguían objetivos económicos relacionados con
el comercio. Al fundarlas, el Señor de Bizkaia solía responder a peticiones de
los pobladores.
La fundación de villas estuvo
también condicionada por la guerra de bandos que se produjo en Bizkaia, la
lucha entre los señores rurales que enrareció el ambiente social. Hubo también
banderizos en las villas, e interfirieron en la vida urbana, pero tuvo
importancia la posibilidad de construir murallas para protegerse de un entorno
amenazante.
Portugalete se fundó antes de que
comenzase hacia 1330 el periodo álgido de las guerras banderizas, pero también
tuvo sus murallas (y en su momento también sus banderizos: sus hijos encerraron
a Lope García de Salazar en la torre de Salazar, donde murió). Sin embargo, el
principal motivo de su fundación como villa fue económico, relacionado con el
comercio y con la pesca. Bilbao y Portugalete serían las únicas villas que hubo
en la ría, lo que a su vez generaría algunos problemas.
BALMASEDA Y OTXANDIO
Cuando se fundó Portugalete, en
Bizkaia existían villas en los dos principales accesos terrestres al Señorío
(Balmaseda y Otxandio). También era villa Bermeo, por entonces considerado la
cabeza de Bizkaia. Durango y Ermua habían sido fundadas como tales en el camino
con Gipuzkoa. Y en 1299 y 1300 recibieron la carta-puebla Plentzia y Bilbao,
enclaves portuarios. La creación de las villas seguía de momento una lógica
económica. Surgieron en los caminos y en los puertos.
Cuando se fundó, Portugalete
recibió el Fuero de Logroño, la disposición que reguló la vida de todas las
villas vizcaínas. Otorgaba la libertad de comprar y vender, preveía una
autonomía municipal, con el nombramiento de sus propias autoridades, y la
supresión de los derechos señoriales. Portugalete pasaba a ser villa, con lo
que adquiría una personalidad administrativa que le permitía actuar al margen
de las Juntas de Avellaneda. En su momento, esto le posibilitaría enviar su
representante a Gernika, a las Juntas Generales de Bizkaia.
Conforme a la lógica del período,
se ordenaba a la villa que levantase una iglesia, con la advocación de Santa
María, en el lugar que los vecinos considerasen conveniente, para lo cual les
cedía un tercio del diezmo que devengaba Santurtze y otras localidades (Sestao,
Abanto, San Vicente de Barakaldo, etc.).
Entre los privilegios que recibía
Portugalete estaba una amplia jurisdicción territorial y costera. Lo que se
pescase desde el río Lombar (Ontón) hasta Lutxana (en la ría) tendría que
llevarse a Portugalete, donde se pagaría el quincio -un quinto- al señor. «Et mando que dentro destos términos sobre
dichos tambien por mar como por tierra, que no haia otra carga ni descarga de
pan ni de sal, ni de otra cosa ninguna, salbo en la dicha villa de Portugalete».
Portugalete se convertía en un centro económico, pues en el espacio designado
sólo podría comerciarse allí. Además, sus vecinos podrían transitar sin pagar
impuestos por los caminos que iban a Orduña, Artziniega, Balmaseda, Castro,
Bilbao, Bermeo y Plentzia. Se buscaba, por tanto, que los portugalujos pudieran
hacerse con el control del parte del tráfico que afectaba a la ría.
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