"En uno de aquellos años de la segunda década del siglo pasado, el Ayuntamiento de la Villa dispuso que, entre los festejos programados para la celebración de la Virgen de la Guía, hubiera uno dedicado al concurso de engalanar balcones.
Cuando nuestro amigo Regino se enteró de ello, consideró que tal concurso era un desafío para él y para su balcón y, como hombre que era de firme carácter navarro y recia voluntad portugaluja, decidió participar en el certamen y ganarlo de forma clara, dejando a sus competidores a diez traineras por popa. Para ello mejoró el balcón con más plantas, flores, ramaje, guirnaldas, banderitas y todos esos ornamentos que emplean para tales menesteres. ¡El triunfo no se le podía escapar!
Además, como pincelada original y apabullante de victoria firmada y rubricada, hizo lo que sigue: En tiempo oportunamente cercano al paso por la calle del jurado calificador, subió a un burrito por la escalera, hasta su casa, que bien enjaezado y peripuesto fue instalado en el centro del florido balcón y cuando los señores examinadores miraron hacia arriba para puntuar aquella especie de jardín que, por encima de sus cabezas se asomaba a la calle, el señor Regino tiró suavemente de la cola del burrillo que, ante tal señal, obsequió al jurado con un breve, pero bien orquestado concierto de suaves y melodiosos rebuznos que les dejó ojiboquiabiertos de admiración.
Le dieron el PRIMER PREMIO. Sin discusión. Por unanimidad.
Si alguien me pregunta cómo subió el señor Urdiain el burrito por la escalera, yo le digo que la historia no lo dice pero, dejando aparte que Regino era navarrico, todos sabemos, incluidos los que nunca hemos hecho la prueba de subir un burro por la escalera, que es más fácil subirlo hasta el primer piso que hasta el séptimo. Urdiain vivía en el siguiente al primero. Además, es seguro que el Sr. Regino era buen conocedor de toda clase de caballerías, porque en aquellos tiempos en los cuales desarrollaba su actividad como empleado en el Transbordador de Vizcaya, había pocos coches con motor a gasolina, pero eran muchos los carros que, movidos por cuadrúpedos a poca avena y mucha hierba rumiada gratis en campas libres, utilizaban el transbordador para cruzar la Ría, y es lógico pensar que nuestro activo interventor tuviera buena mano para caballos, burros y mulos y que, además, éstos sintieran por él un fuerte y justificado aprecio por el buen trato que les daba en las operaciones de embarque y desembarque de la barquilla".
Publicado de 30 de junio 2011
Me he alegrado mucho al leer esta entrada. La verdad que sería interesante, y un verdadero homenaje a Jose Benito, recopilar todos sus artículos en un volumen.
ResponderEliminarCon ese estilo suyo tan particular, y casi siempre —si no siempre— relacionado con Portugalete, lo mismo nos hacía la crónica de un suceso menor ocurrido hace décadas, que reflexionaba sobre cualquier asunto que llamaba su atención sobre la "actualidad jarrillera". Meticulosidad, esa es la palabra que caracteriza sus artículos, que pese tratar sobre la infrahistoria portugaluja en la mayoria de los casos, están escritos con mimo y delicadeza. La misma que ponía él en todo. Y, sin embargo, nunca firmaba sus escritos, por excesivo pudor, por exceso de modestia, pese a que muchos le decíamos que eran productos de calidad, y por ello debería firmarlos.
Por eso, me parece una buena idea —mañana puede ser tarde— la de recopilar sus artículos dispersos, y sin firmar, ahora que está aún fresca la memoria de los que le conocimos, y se pueden rescatar del anonimato algunos escritos que, con todo derecho, deberían quedar para la posteridad con el nombre de su autor: José Benito LOPEZ OCARIZ. Estoy seguro que él nos perdonará la osadía...