Hoy, organizando todos los artículos sobre tema portugalujo, que nos dejó José Benito López Okariz, con la idea de que sirvan de reconocimiento a su persona, que tiene un puesto obligado en el Diccionario Biográfico Portugalujo, nos hemos encontrado con un comentario suyo fechando la foto en 1917 y reconociendo al personaje del puente con gorra de visera. La descripción que hace de la foto es la siguiente:
Se trata de un primer plano, bien enmarcado, de uno de los frentes de la primitiva barquilla en movimiento. Se hizo de cerca y permite ver claramente a la mayor parte de las doce personas que van en ella. Si detallamos un poco más vemos que el centro de la barquilla está ocupado por un carro del cual tira, cuando rueda, un caballo (mulo diría yo). En primera fila y detrás de la valla de cierre están, como primeros protagonistas de la fotografía, el dueño del carro y el empleado interventor del Puente que, tocado con gorra de visera y atento a la seguridad de los viajeros, apoya su mano derecha sobre el cierre de la puerta.
Bien, pues ese señor con aspecto de estar bien alimentado y además, ser buena persona (ya se sabe que casi todos los gordos son buenas personas), se llamaba Don Regino Urdiain, de origen navarro, pero que por los muchos años de vivir en Portugalete habían hecho de él un portugalujo de corazón. Residía en el nº 7 de la calle Coscojales y un detalle distinguía a su casa: Su balcón siempre estaba alegre y florido. Tan satisfecho estaba el hombre de su balcón que en él puso un letrerito que decía “SEÑORIO DE VIZCAYA”.
Completaremos el texto en la siguiente entrada.
Publicado el 21 de junio del 2011
Muy buena foto y excelente explicación sobre ella. Me quiero referir a la Barquilla. Siempre que he visto ésta foto de ella me ha parecido que su diseño, materiales utilizados y estilo de construcción deja mucho que desear comparándolo con la elegancia, ligereza y a la vez robustez del diseño del resto del propio Puente Colgante. Es una sensacion muy particular, lo sé, pero para mí ese Puente nunca sé mereció esa burda Barquilla.
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