Ya hemos citado en nuestro blog en otras
ocasiones la existencia de uno de los trabajos mas vergonzoso en la historia de
la Ría como era el practicado por infelices mujeres dedicadas a la sirga.
Hace dos siglos todavía no existía la carretera
de Portugalete a Bilbao y el medio más cómodo para ir a Bilbao era la vía
fluvial, utilizando unas embarcaciones, entre góndolas y traineras, conocidas
como carrozas. Estos simples lanchones con una cámara a popa y arrastrados por
parejas de bueyes o casi siempre a la sirga, con la sufrida hilera de
encorvadas mujeres haciendo el trabajo de las bestias, invertían casi cuatro
horas en el viaje.
Dos inconvenientes encontraban en este
trayecto, como eran las embarcaciones que atracadas a lo largo de la ría no lo
hacían en la margen izquierda, sino como algunas a la derecha, entorpeciendo su
paso y el tramo de camino entre arenales que las aguas cubrían con la marea
alta.
La anécdota al respecto que queremos recoger
hoy aparece en el ejemplar del IRURAC BAT del 23 de diciembre de 1856 que nos
facilita Karla Llanos.
Aunque ya en 1851 había llegado hasta Bilbao el
primer vapor movido con palas, comprado de segunda mano en Bayona por Joaquín
Mazarredo, la carroza que salía del Muelle Viejo a las dos de la tarde, al
mando del famoso Ignacio “el carrocero”, izaba a proa la vela si hacía brisa,
tenía algunos bancos destinados a remeros, pero en general la embarcación era
conducida a la sirga desde la orilla.
César Estornés, nos dice que Ignacio Laca, el citado Ignacio, era el patrón
más famoso en la carrera de Bilbao a Portugalete, con escala en
Desierto-Erandio. Más conocido por Ignacio el carrocero, era el que poseía la
más capaz, veloz y mejor pertrechada de las carrozas en servicio y por
consiguiente la más solicitada. era el recadista de confianza, el que traía o
llevaba a la capital toda clase de encargos.
Según el citado diario, en la tarde del domingo
anterior ocurrió el recordado accidente de la anécdota.
Parece que a las dos y media subía a Bilbao la
carroza arrastrada por la sirga, cuando cerca del punto llamado de los Ocho
Ojos halló dos barcos franceses fondeados, con los calabrotes amarrados en
tierra lo que impedía que la carroza siguiera su rumbo.
El primero arrió el calabrote para dejarle
pasar, pero como el otro no le imitara, los que tiraban de la sirga le gritaron
desde la orilla y como no les hacían caso, Ignacio el carrocero, fue a soltar
el calabrote de la argolla donde estaba amarrado cuando le dispararon desde a
bordo, hiriéndole en la mano y costado aunque como era con perdigón menudo no
fue importante.
No nos cuentan como acabó el suceso, pero nos
queda la anécdota de una de las páginas negras de nuestra historia en la ría:
las sirgueras.
¿Esa foto es un fake? No hay noticias que el Titanic estuviese por esta zona.
ResponderEliminarY la barquilla en medio... "Titanic 2", proximamente en sus pantallas, mas devastadora que nunca.
ResponderEliminarEsa foto es mas falsa que un billete de 15 €uros.
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