Según los documentos que
encontramos en el Archivo Histórico Municipal, el “Primer aniversario de la
Liberación de la Villa por el Glorioso Ejército Nacional” y que luego se
repetiría todos los años el 22 de junio, “debía estar inspirados en un alto
sentido patriótico y religioso, huyendo por tanto de todo lo que constituyan
festejos profanos ya que mientras la guerra no termine no será momento adecuado
para ello”.
Se eligió la calle General
Castaños como el lugar más adecuado de la Villa para celebrar “un gran acto de
exaltación patriótica”, para lo que se colocó una gran tribuna frente a la casa
de Dª Concepción Sugasti, lo que obligó a suprimir la circulación del tranvía y
desviar el resto por El Ojillo y Carlos VII. En el acto tomaron parte
“prestigiosos oradores” designados por el alcalde y el Jefe de la Falange.
En la Plaza se celebró además una
misa de campaña y a su finalización se trasladó en procesión la imagen del
Corazón de Jesús hasta entronizarlo en el salón de sesiones, descubriendo
además una placa dando el nombre a la plaza de Generalísimo Franco.
Después las “Milicias”, la Banda
y el vecindario se trasladaría al cementerio para hacer el ofrecimiento del Panteón
a los Caídos obra del arquitecto municipal Santos Zunzunegui. Además una
comisión de autoridades se embarcaron hasta la boca del puerto para rezar un
responso y lanzar una corona de flores por los marinos caídos.
Todo finalizaría con fuegos
artificiales, habiendo editando al efecto un programa de dicho festejo algo que
no hacieron con las fiestas patronales de estos años.
Las fiestas de agosto de este año
1938 siguieron el patrón tradicional e igual al del año anterior, aunque
acusando las dificultades de aquellos momentos. La Falange quiso poner su toque
político "aprovechando la ocasión que se brinda para inculcar en Cadetes,
Flechas y Pelayos, cuya instrucción se le ha confiado, un sentido profundo de
la Historia de España, ya que el conocimiento de nuestras glorias patrias es el
mejor camino para forjar una conciencia plenamente española, ha pensado en la
conveniencia de rendir un homenaje a un Cadete Portugalujos del siglo XV, el
joven Diego de Portugalete, un grumete que acompañó a Colón a descubrir un
mundo para la Cruz de Cristo y La Corona de Castilla".
Así mismo se programó un acto
patriótico colocando una imagen de la Virgen del Carmen en una hornacina en la
Punta del Muelle y cerrando con una cabalgata a base de carabelas, comitiva de
época con indios, y pájaros de colores recordando al “triunfal almirante”.
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