Una nueva confidencia de dos de
nuestros colaboradores más mayores, nos ha permitido conocer un nuevo caso de
“movimiento” de santos entre pueblos, sin que al parecer se haya producido el
viaje de vuelta.
Ya hablamos en su día de la
imagen de San Crispín, propiedad de la Cofradía portugaluja de San Crispín y
San Crispiniano, a la que perdimos la pista en Santurtzi. También dimos cuenta
del artículo fantasioso escrito por “Critilo” en la Gaceta del Norte, donde nos
contaba como las viejas de Santurtzi se llevaron de la Villa una imagen de San
Jorge alegando que era suya. De ahí la “maldición” de las portugalujas
deseándoles que les lloviese cada 23 de Abril.
Este año, nos hicimos eco del
escrito de Carlos Ibáñez, en el que narraba otra leyenda con la solicitud de la
imagen de San Roque por parte de los sestaotarras a los portugalujos y ante
nuestra negativa, consiguieron la de El Regato, para al final tener que ir a
Sestao provistos de estacas a recuperar su santo, por la buenas o por las
malas. En este caso, San Roque volvió.
Otro ejemplo son las imágenes del
Niño Jesús de Praga, la Virgen del Rosario, San Vicente y Santa Catalina,
expuestas en el Museo de la Torre de Salazar que fueron trasladadas desde la parroquia
de San Jorge al Museo Diocesano de Bilbao, que las cedió, supongo que en
depósito, a Portugalete. Aquí al menos junto a cada imagen figura el origen y
la cesión.
Como hemos dicho, ahora conocemos
que los vecinos de Cabieces solicitaron en préstamo la imagen de San Isidro,
patrón de los baserritarras, a la capilla de San Cristóbal en Repelega, cuyos
feligreses la sacaban en procesión por los barrios de Repelega, La Sierra,
Rivas y Galindo, y era acompañada por la corporación municipal portugaluja con
el txistulari Felipe Etxarri al frente. Repelega la cedió gustosamente para que
la honrasen los vecinos de su anterior municipio. La imagen no figuraba entre
el mobiliario de la capilla cuando se reconstruyó a expensas de Juan Vicente
Durañona y Dª Saturnina Balparda en 1904 o no figura en la relación de bienes
de la donación.
Al igual que sucediera con los de
Sestao, el compromiso de devolución se lo llevó el viento y San Isidro pasó a
“vivir” en la iglesia de San Pedro de Cabieces.
Una consulta al nuevo párroco de
San Pedro y a las veteranas feligresas, nos ha permitido saber que antaño se
realizaba con él una procesión por el barrio y que hoy en día, la imagen del
santo labrador –confirmado que es la portugaluja- se expone cada 15 de mayo,
como recuerdo y veneración del antaño barrio agrícola-ganadero. Ninguna de las
feligresas conocía la historia del San Isidro “viajero”.
La imagen muestra al santo con
capa y zurrón, teniendo dañada la mano izquierda y es posible que la reja del
arado, con la que normalmente se le representa, se haya perdido, pues a la
peana parece faltarle un trozo. También se le suele representar con unas
espigas de cereal en la mano. Separada de la imagen, una pareja de bueyes
arando guiada por un ángel. Se le atribuyen varios milagros, entre los que está
el de los bueyes que araban solos mientras él paraba de trabajar y rezaba.
No es nuestra intención reclamar
la imagen, pues allí es querida y venerada, pero aquí queda una nueva anécdota
de santos viajeros.
Agradecimiento a Josetxu Maruri y
Félix Gil, así como a la Parroquia de Cabieces.
JOSE LUIS GARAIZABAL FLAÑO
Si algún día os hace falta, os prestamos la de Retuerto...
ResponderEliminarSegún comenta Maite Uribarri en el grupo de Facebook "Repélega República Independiente", ella recuerda a los cuatro baserritarrak que portaban al santo: Pepe Cabezas "el lechero", Uribarrena, Jesús Fernández y Eguiguren.
ResponderEliminar