Seguimos recuperando los recuerdos de niñez de Marcos Merino Martínez (1930-2012),
esta vez relacionados con los bombardeos durante la guerra.
"Nos situamos en la primavera del año 1937 en
plena guerra civil. Próximos a la entrada de las tropas nacionales. Por esas
fechas padecíamos bombardeos de la aviación alemana y para protegernos buscábamos
refugio en el túnel del ferrocarril entre Portugalete y Santurce.
Si los días eran oscuros y lluviosos
permanecíamos todo el día en el Muelle Viejo, próximos a la boca del túnel. Al oír
la sirena anunciando un próximo bombardeo (una pitada larga indicaba
precaución, la aviación enemiga había entrado en territorio de la República,
tres pitadas cortas los aviones estaban muy próximos y una pitada larga, el
peligro había pasado) buscando refugio rápidamente dentro del túnel, prácticamente
a oscuras.
En el centro del túnel a la derecha entrando
por La Canilla, había un ensanchamiento que se comentaba que era para una
estación subterránea para el tren. Allí solíamos llegar con alarmas
prolongadas.
Al pasar el peligro volvíamos al exterior a
pasar el resto del día en espera de la llegada del atardecer para regresar a
nuestros domicilios.
En los días con buen tiempo realizábamos el
mismo “esparcimiento” en la otra boca del túnel en Peñota (nombre originario
por la gran roca que existió en ese lugar que tuvo que ser volada para
construir el relleno entre Portugalete y Santurce) y aprovechábamos para estar
tomando el sol en la playa.
A medida que se acercaba el ejército
nacional, los domicilios y la parte baja de Portu se hizo peligrosa, por lo que
buscamos refugio en la parte alta, en casas de piedra y en la iglesia de Santa
María.
En la madrugada, de tres a cuatro, del día 17
de junio de 1937, estando durmiendo en el chalet de la familia Retuerto, en la
parte alta de General Castaños, nos despertó una fuerte explosión al ser volada
la plataforma trasversal del Puente Colgante.
Muchas madres con sus hijos, nos refugiamos
en el Hospital de San Juan de Dios, que tenía pintado el tejado con la Cruz
Roja, para evitar los bombardeos. En este lugar fue donde entraron los
nacionales y nos dieron unas hogazas de pan blanco.
Al volver a casa por el Cristo y cruzar las vías del tranvía, había 3 ó 4
falangistas, con camisa azul y un brazalete y con la mano en alto teníamos que
gritar “Arriba España”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario