Ahora que tenemos frente al ayuntamiento, del 21 al 28 de este mes, la
Exposición organizada por el Instituto Gogora, con el título Plaza de la Memoria, en la que tendrán
lugar además una charla sobre la huella franquista en la Villa y una mesa
redonda con tres víctimas, vamos a presentar al ayuntamiento una idea que
surgió con ocasión de la última reunión mantenida acerca de la Memoria
Histórica de Portugalete el pasado día 14 de septiembre.
En ella en la que intervinimos diversos miembros del equipo asesor
ciudadano junto a los representantes de los partidos políticos, el archivero
municipal Roberto Hernández Gallejones, manifestó en voz alta y en el apartado
de “tormenta de ideas” o “brainstorming”, que no se podría nunca llegar a tener
una clara idea de la Memoria Histórica del villazgo, y en consecuencia llegar a
conseguir los objetivos de verdad, justicia y reparación, si no se finalizaba
con éxito la catalogación de los fondos documentales del Archivo Histórico
Municipal correspondientes al segmento cronológico 1938-50, ya que en la
actualidad está detenida en 1937, anualidad que se ha acabado entera y ya está
disponible para su consulta por parte de los investigadores; el año 1938, se
debe colocar en los ficheros y en sus carpetas, 1939, ya está clasificado y
organizado para su tratamiento archivístico.
Consideraba que era de especial importancia para el tema que se
trataba que se proceda a catalogar el conjunto documental de los denominados
antecedentes políticos sociales, especie de partes de investigación de carácter
individual, fundamentalmente redactados por los franquistas, consignando las
actividades político-ideológicas de toda la ciudadanía portugaluja entre 1937 y
1942, más o menos. Además está también toda la documentación referente al
esfuerzo de reconstrucción tras los destrozos bélicos, como la reedificación
del Hotel, de la Plaza de Abastos, y de muchas viviendas afectadas por los
bombardeos. Aparecen igualmente otros papeles relativos a este asunto, cuya
enumeración pormenorizada resultaría muy prolija.
Nosotros que esperamos para poder publicar el último libro de la
Colección el mareómetro, Portugalete años
treinta, a que se acabara de catalogar esa década, apoyamos la propuesta de
nuestro compañero considerando imprescindible que la Corporación se implique
aún más si cabe en la contratación de personal de Lanbide en número suficiente
y en su capacitación profesional, o se acuda al trabajo de becarios, por
ejemplo por parte de la Fundación Troconiz, u otras instancias, y de los
contratos en prácticas, para rematar con éxito los años ya mencionado,
redundando todo ello en beneficio de la comunidad investigadora, y de la
ciudadanía en su conjunto.
Y aprovechamos esta entrada para ofrecer un acta municipal de 1861 en
la que nos enteramos que fue una Real Orden de 1860 la que indicaba que los
nombres de las nuevas calles debía recordar a los hijos de la Villa que más se
hubieran distinguido, y como se había empezado a hacer una nueva calle partiendo
de la Plaza del Cristo en dirección a Santurce, la Corporación decidió que de
llamara del General Castaños.
Según el texto, “el Exmo. Señor General Castaños, Duque de Baylen,
procede de esta villa y que su solo nombre recuerda una de las figuras
históricas más sobresalientes de la época de nuestra independencia, habiendo
alcanzado por sus brillantes servicios y virtudes cívicas, a los primeros
puestos de la nación española”.
También nos salta a la vista que el alcalde era Juan de Uzquiano, cuyo
hijo, que luego emigraría a las Américas, fue Gregorio Uzquiano el indiano
benefactor al que le dieron como reconocimiento el nombre de la vieja calle de
El Ojillo.
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