lunes, 18 de septiembre de 2017

IKUSGARRI 50 URTEURRENA (1)






Siguiendo el libro de Emilio Xabier Dueñas, del que hablábamos ayer, recogemos hoy los primeros pasos del grupo (1967-1973), que el autor denomina de humildad y esfuerzo a partes iguales, en una época difícil.

Fue en 1967 cuando tres personas que no vivían en Repélega, ligadas al mundo de la danza decidieron crear una asociación en ese barrio que estaba a caballo entre Sestao y Portugalete, cuyo principal objetivo era constituir el grupo de danzas. Hacía diez años que en Sestao se había empezado a gestar el Euzko Lorak, que sería un referente en la creación, en 1962, del Elai Alai y al que había seguido en 1965 el Lora Barri, todas ellas dentro de un movimiento de defensa de la cultura vasca.
Estas tres personas fueron Isidoro Torrontegui (tenía 47 años y aparece en la foto superior bajo "Don Miguel" Pérez de Heredia), que se encargaría de la creación y organización del grupo, un gran bailarín como fue Joseba Azcona, campeón de Bizkaia en concursos de aurresku, y el txistulari José García. Eligieron el nombre de Ikusgarri que significara "digno de verse" o "admirarse".
En octubre de dicho año, con un grupo ya más amplio se redactaron los estatutos como sociedad cultural recreativa siendo su primer presidente Isidoro Torrontegui. El dantzarí del Beti Alai de Bilbao, Jesús López del Río llevaría la parte técnica como dirigente coreográfico y preparador, contando además con cuatro txistularis, José García, Josu Irigoyen, Palomero e Isabel Alberdi que sería la siguiente presidenta.
Se empezó ensayando al aire libre en el poblado de Babcok Wilcox con un conjunto de dantzaris fundamentalmente de pueblos vecinos a los que se fueron incorporando jóvenes del barrio. Contando con el apoyo del párroco “Don Miguel”, verdadero promotor del desarrollo humano y asociativo del barrio en aquellos años, se pasó a disponer como lugar de ensayos el ambigú de la ermita de San Cristóbal, en su lateral cubierto, formando enseguida dos grupos de dantzaris, uno de ellos de txikis.
Quizás siguiendo sugerencias de Don Miguel se volcaron en organizar las fiestas de San Cristóbal imprimiendo su propio sello cultural. Así en ese año de 1968, tras la misa mayor en la ermita el día del Santo, actuó el grupo de txikis y en la misa del domingo los mayores. Incluyeron en el programa un concurso de danzas vascas, en dos modalidades, Jotas y Aurresku, con sus dietas y premios, finalizando con una “ROMERIA VASCA”. 
El concurso de jotas por parejas para mayores de 14 años se programaría también ya el año siguiente en el que figura como "II Alarde de danzas vascas", con la actuación de 10 grupos de la región, y la "Romería vasca". En este segundo año de 1969 los jóvenes del barrio habían cogido ya las riendas del grupo. Su presidenta entonces Isabel Alberdi, lo definía como "un grupo de jóvenes, el mayor de 23 años, y además grandes AMIGOS. Creemos que esta es la razón por la cual, hasta el momento, hemos conseguido los fines que nos hemos propuesto".
Para estos San Cristóbal de 1969, deciden con una fuerte oposición de la gente mayor que la fiesta se celebre en la parte de arriba de Repélega, ya que el santo se había trasladado a la nueva parroquia. Reconocían que el tradicionalismo es bueno pero que había que evolucionar, y que además el terreno era inmejorable para celebrar la fiesta cosa que ya no reunía la parte vieja.
Al construirse la nueva iglesia con locales anexos para actividades culturales y parroquiales pasan a tener aquí su lugar de ensayo. El día de su inauguración oficial tuvieron una actuación destacada con la presencia con sus danzas en el altar.
La organización y participación en las fiestas, con su txozna, se haría ya tradicional hasta nuestros días, llegando en 1979 a editar un Boletín Informativo, en la que incluía el Programa de fiestas, datos de interés, sociedades, plano del barrio, anuncios y una Guía Comercial de Repélega. (Algunos pensaron que podía ser un primer paso para conseguir la República Independiente de Repélega).
Junto a esta participación en las fiestas de San Cristóbal, la bajada de San Roque se convertirían en una de las actividades fijas anuales también hasta la actualidad.
En estos primeros años empiezan actuar en festividades de los pueblos vecinos y se fragua la idiosincrasia interna entrando a formar parte algunos de los integrantes que durante muchos años continúan su labor hasta la actualidad.



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