La semana pasada tratando José Luis Garaizabal del fuerte de San
Roque, ya salió a relucir el tema del molino de viento de la zona de Abatxolo,
del que tenemos pocas noticias.
José
Manuel López Díez, en su Diccionario Histórico de la calles de Portugalete
dice que el nombre de Molinos de Viento, que lleva una calle portugaluja, “aludiría a uno de los molinos construidos a
partir de 1723, cuando empezó la sequía que paralizó las aceñas vizcaínas
varios años. Terminada la misma, funcionaron hasta mediados del siglo XVIII;
luego cambiaron de uso o se arruinaron”.
Con este motivo, recogemos hoy el
trabajo que nos ha ofrecido Aurelio Gutiérrez Martín, en su blog LA VIDA PASA,
y que a falta de imágenes locales ilustramos con las vistas desde Portugalete
del Molino de Esacerrota en Las Arenas en
la zona en que se levantó el Puente Colgante.
¿Existió en
Portugalete algún molino?
Aurelio
Gutiérrez Martín.
El siguiente documento
del año 1837, localizado en el AHMP, y que corresponde con el tiempo de la
primera guerra carlista, aunque de una manera no muy clara y explícita, me
plantea dudas sobre la existencia de algún molino en Portugalete, o en sus
alrededores más cercanos.
“Memorial
presentado al ayuntamiento de la Noble Villa de Portugalete por Don Manuel
Sáenz solicitando la debida autorización para construir un molino en el arroyo
que discurre en el punto llamado de la Varrera con jurisdicción en dicha Villa.
Manuel Sáenz, vecino
de esta Noble Villa…. Con la mayor atención hace presente, que en el punto
llamado de la Varrera, baja en tiempo de invierno y cuando llueve bastante en
el verano, un arroyo con aguas, en el cual y justo al frente, en las casas que
existen en dicho sitio, en cuyo arroyo quisiera el exponente fabricar un
pequeño molino para moler trigo y borona. Este edificio es de precisa necesidad
y mucho más en las presentes circunstancias que estando cada instante
interceptado el paso por los rebeldes para que los vecinos de esta Villa puedan
ir a moler a los inmediatos y por otra parte expuestos a que les sean robados
los granos como ha sucedido ya en el camino y en el molino.
Reiteradamente suplico
que por bien de su bondad, y por el beneficio que la presente pueda atraer al
vecindario de esta Villa, por las razones señaladas, se sirva mandar concederme
licencia para poder fabricar un edificio molino para poder hacerlo de la de
trigo y borona, estando a satisfacer lo que se tare el sitio que ocupe. Así
espero de la notoria justificación.
Manuel Sáenz,
Portugalete 23 de
septiembre de 1837”.
AHMP L98-1
Al no haber constancia
de su construcción esta demanda debió de ser desestimada.
Por otra parte tomando
en cuenta la lista de vecinos de los años 1746 y 1795 del libro de Mariano
Ciriquiain–Gaiztarro, Monografía histórica de la muy Noble Villa y Puerto de
Portugalete, así como del censo de policía de Portugalete del año 1824, si
se puede con estas referencias afirmar que no existía en estos años ningún
vecino de profesión molinero, ni vecino de Portugalete que en los terrenos de
la Villa fuera propietario de molino alguno.
Sin embargo si
encontramos alguna referencia aislada en forma de topónimo que pueda hacer
mención a este asunto. Una actual, en el callejero de Portugalete, una calle
denominada Molinos de Viento en el barrio de Repélega, y por otra parte, una
referencia lejana en las Ordenanzas del año 1459 llegadas a nuestros días
gracias a Fray Martín de Coscojales, en la referencia y en forma de la palabra Molinar.
“CAP. 100, que vaya el
agua al molinar por do solia e que non se coja en el camino.
Yten ordenaron e
mandaron que ningunos homes nin mujeres mozos nin mozas vecinos nin foranos non
sean osados de vedar que non vaya el agua al molinar nin de coger agua
ningunas viñas e heredades de la dicha villa fasta el dho molinar nin
lavar ropa nin otra cosa ninguna so pena de cien maravedíes por cada vegada”.
Y para encontrar el
primer referente de molino con Portugalete, hay que acudir a la Carta Puebla
que Doña María Díaz de Haro, en el Privilegio de Portugalete formado en Bilbao
en el año 1333.
“La Señora cedió a los pobladores y a sus hijos y descendientes, todas las
tierras, huertos, viñas, molinos y canales situados dentro de sus límites, para
que los poseyeran por siempre, sin ninguna mala voz, con exclusión de las
gentes extrañas, que no podrían hacer dentro del término ferrerías, pastos,
seles ni población alguna.”
Estos límites
distinguían los de tierra y los de mar. Los primeros quedaban determinados por
el monte Urdibay y los puntos de Arbelzaga, Urbelfermoso, el collado Cerezo y
el río Lombar, y los marítimos desde la desembocadura de este río hasta
Mañacoz, y en la ría desde Luchana, que es donde empezaba Bilbao.
También indicaba esta
Carta Puebla, que “si algún poblador levantara molino o pusiera rueda en el
égido del señor, toda la molienda del primer año sería para él, pero en los
siguientes quedaba obligado a compartir los beneficios obtenidos, por mitades,
con el dueño del égido”.
Desde su fundación,
Portugalete fue un puerto dedicado al transporte y a la actividad comercial,
fuente de su riqueza a diferencia de sus pueblos vecinos. Esta actividad le
permitía estar bien aprovisionada de trigo y cereales de Castilla, con unas
Ordenanzas satisfactorias para ambas partes. Situación que duró hasta mediados
del siglo XVIII, en el que Bilbao se erigió como puerto comercial de
referencia.
Portugalete, en su
aspecto rural fue un pueblo vinícola, extendiendo sus viñedos a La Florida y
Abacholo y si atendemos a lo indicado por Marcos Escorihuela y Conesa en el
libro “Topografía de Portugalete” del año 1871, “la cebada y la avena, casi
no se las conoce, y el trigo no merece mencionarse, solo el maíz tiene su
preferencia, produciendo algún beneficio su cultivo”. Aquí con el apunte
que el maíz, nuestra borona, se comienza a cultivar en el norte de la península a
comienzos del siglo XVII.
La escasez de ríos con
cierto caudal en la Villa, y el Ballonti y el arroyo de Pando no cumplían la
función para mantener un molino de agua con cierta solvencia, solo deja la duda
y posibilidad, si la realidad fuera así, de la existencia de algún molino de
viento en uno de los varios altos de Portugalete. Bien en La Florida, en los
terrenos de la familia Castet o en las cercanías al lugar donde en el año 1874
se construyó el Fuerte San Roque.
Un ejemplo de molino de viento es el molino de Aixerrota es un molino de viento situado en los acantilados de La Galea, en el municipio
de Getxo.
El molino se construyó en el año 1727, con motivo de una prolongada sequía
que afectó al Señorío de Vizcaya a principios del siglo XVIII. Al parecer, un inglés ávido de dinero,
construyó un molino de viento que no necesitara agua para moler el trigo. Una
vez que la sequía hubo pasado, los molinos tradicionales volvieron a tener
grano que moler y con el paso de los años el molino de Aixerrota se dejó de
emplear con ese fin.
La
arquitectura del molino poco tiene que ver con los típicos molinos de viento de
la Mancha. Mientras que los molinos manchegos son de forma
cilíndrica, los vizcaínos en general tienen forma de cono truncado.
Por otro lado, los molinos vizcaínos son bastante más tardíos que los
manchegos, pues mientras estos últimos datan de finales del siglo XVI, los
vizcaínos fueron construidos en el XVIII. (Wikipedia).
Y
dicho y expuesto lo anterior, de la misma manera que el hidalgo don Quijote,
Alonso Quijano, vio unos gigantes en unos molinos de viento, a uno le gustaría
ver unos molinos harineros donde jamás debieron de existir.
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