Veíamos
en una entrada anterior que en 1924, el riojano Eusebio Santa María San Pedro, abrió su taberna,
en el nº 22 de la calle Santa María, con el nombre de LA VIÑA P.
Pues
bien tras trasladarse en 1936 al número 18, será tras la guerra, en 1939,
cuando adquiere el bar del nº 11, una lonja donde desde el siglo anterior
siempre había estado una taberna, pues en 1897 Celestino Ugarte, tenía su establecimiento
El Riojano, con un cartel que añadía
“se sirven comidas y bebidas”, (salvo que los números de portales nos
confundan) y durante la república tuvo su sede el Partido Comunista, con su
taberna “El soviet”.
En este
nuevo lugar, con más espacio que el anterior, y con la ayuda de sus hijos, Félix,
Petri, Vitori y Charo, se dedica también a dar comidas, convirtiéndose en poco
tiempo en uno de los locales más concurridos de la Villa.
Portugalujos
de todas las clases sociales se daban cita en este local, no pudiendo olvidar
al popular Benito Bilbao “Busturi”, el verdadero abuelo de la familia al faltar
Eusebio. De uno de los grupos asiduos, el formado por José Astondoa y su grupo
coral Danok Bat, salió la anécdota de su nombre posterior. Eusebio era un
riojano con un gran corazón y un pronto de mala leche que le hacía explotar
como la pólvora, lo cual hizo que Pedro Heredia, rebajara los efectos de sus
enfados diciendo que en realidad no era pólvora sino “polvorilla”. Y se quedó
con ese nombre, que no solo fue bien aceptado por él sino que lo incorporó a su
establecimiento, La Viña Polvorilla.
A su
muerte, en 1948, el bar lo continuó su hijo Félix, quien se especializó en
mariscos, alcanzando un gran prestigio. En 1980 lo continuó su nieto Miguel López
Santamaría.
Publicado el 21 de marzo de 2014
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