Revisando el blog de
Goio Bañales, nos encontramos con una noticia de la que ya hace tiempo nos
hicimos eco en estas páginas, como fue que el servicio de correos se estableció
en la Villa el 1 de enero de 1648 y que durante casi un siglo estuvo en manos
exclusivamente de las mujeres. Esta pionera mujer incluida en el Diccionario Biográfico
Portugalujo es María Ruiz de Larrea.
Así mismo echando mano de nuestras fotografías recuperamos
dos fotos de lo que hoy es la Calle Correos y que proceden del archivo de Eduardo Benito.
En la superior, todavía era un cantón sin salida del Ojillo (1ª Travesía de Gregorio Uzquiano), y en la inferior, sin asfaltar, ya conectaba con Carlos VII. En ambas se aprecia a la derecha en el primer portal, con el mástil de la bandera en el primer piso en una de ellas, donde estaba ubicado el servicio. Ya en 1925 el administrador de Correos intentó que se le diera dicho nombre a la calle, pero hubo que esperar hasta 1979, una década después de haber desaparecido de dicha ubicación.
En la superior, todavía era un cantón sin salida del Ojillo (1ª Travesía de Gregorio Uzquiano), y en la inferior, sin asfaltar, ya conectaba con Carlos VII. En ambas se aprecia a la derecha en el primer portal, con el mástil de la bandera en el primer piso en una de ellas, donde estaba ubicado el servicio. Ya en 1925 el administrador de Correos intentó que se le diera dicho nombre a la calle, pero hubo que esperar hasta 1979, una década después de haber desaparecido de dicha ubicación.
Sobre el servicio de correos diremos
que se estableció en Portugalete el 1 de enero de 1648, siendo adjudicado a una
mujer: María Ruiz de Larrea
Se creía que era conveniente la
existencia de este servicio que uniera la Villa con la estafeta de Bilbao de una
manera regular y sin perder la correspondencia. Por este trabajo de “correa” o “testaferra
de cartas” que se debía realizar los miércoles y domingos, por tierra, no por
mar para evitar los peligros de naufragios, se le asignó un salario de 100 reales
al año.
Esta mujer, de la que no tenemos más
noticias salvo que desempeñó su labor a entera satisfacción de los vecinos, ejerció
durante 12 años siendo sustituida por otra mujer María del Acebal, a la que se
le duplicó el salario. Al de 8 años, en 1668, otra mujer se ofreció a realizar
el servicio por solo 150 reales y como María del Acebal no estaba dispuesta a
rebajar sus emolumentos, se le adjudicó el servicio a la nueva, Marí Cruz de Chavarría,
que lo prestaría hasta 1676. Las siguientes también serían mujeres, Francisca
de Ibarra y María de Nocedal, de las que se especifica que eran vecinas de
Portugalete, y con el mismo sueldo. Esta última lo desempeñaría desde 1685
hasta 1699, salvo un momento puntual en que volvió María del Acebal (viuda).
En los primeros años del siglo
XVIII también son mujeres las que desempeñan el cargo, Inés de Zaballa, hasta
1702, María de Ragua hasta 1717, y Josepha de Ugalde hasta 1729. En esta última
ya empezamos a encontrar quejas por el cumplimiento de sus obligaciones, por lo
que se le sustituyó por Matea de Ugarte, quien se mantuvo hasta 1725, siendo
despedida como su antecesora por no cumplir su trabajo de la forma exigida. La
sustituyó Marina Suárez hasta 1738 en que se eligió a Mateo Suárez.
Era la primera ocasión, tras 90
años de existencia del servicio, en que un varón se ocupaba de traer y llevar
el correo.
Publicado el 7 de enero 2016
La correa que ejercía en 1827 se llamaba Simona de Ontañón. Yo la cité como existente en 1835 al hablar de la Cofradía de San Crispín y San Crispiniano y también ejercia su labor en 1751..
ResponderEliminarEl 25 de Octubre de 1827, la Cofradía había realizado “diligencias ante el Corregidor, por conseguir dos despachos a fin de denunciar zapatos hechos en el extranjero y prohibir su introducción esta o en cualquier otro punto del Señorío”. Además de este gasto, aparecen “por tres veces que se le mandó a la CORREA que preguntase si los despachos estaban prontos”. El gasto es de 2 maravedíes.
A la vista de esto, no sé si era la CARTERA y tendría que mirar en Bilbao si habían llegado al correo central y luego llevarlos a la villa o la RECADISTA que hacía la misma labor, pero con funciones varias.
JOSE LUIS GARAIZABAL