En el expediente C168-004 del AHMP encontramos cómo distintos vecinos solicitaron realizar festejos el día de San Roque en varios años de finales del siglo XIX.
En agosto
de 1889, lo pidieron José San José, Juan Egusquiaguirre, J. Cavia Gómez, Benigno
Larrañaga, Luis Arambarri, Severo Ribat y Gregorio Apellaniz, vecinos de la calle
llamada del Ojillo exponiendo: “que deseando inaugurar dicha Calle del
Ojillo y señalar como patrono al Glorioso San Roque. Suplican a esa superior
autoridad se digne conceder el permiso necesario con el fin de celebrar varios
festejos en el día diez y seis del corriente mes, santo del citado patrono,
según el programa que al efecto se acompaña”:
A
las 5 de la mañana se tirarán voladores que anunciarán la salida de la Música
tocando diana.
A
las 8, la Música saldrá tocando un bonito y escogido pasa calle, acompañado del
tamboril.
A
las 9, se celebrará una misa en la Ermita del patrono San Roque sita en el
Cristo; una vez concluida ésta, habrá varias fiestas como un Gallo colgado que
lo ganará aquel que lo coja con los ojos vendados y seguidamente la sopa boba y
música hasta las doce.
A
las 4 ½ de la tarde, saldrá de la calle del Ojillo la Música tocando un paso
doble hasta la campa nueva próxima al depósito de aguas, en donde se tocarán
piezas bailables alternando con el tamboril que durará hasta la noche en que se
da por fin al acto.
NOTA:
La Calle del Ojillo estará engalanada con banderas y gallardetes, y los vecinos
pondrán en sus balcones colgaduras.
La
iniciativa debió ser un éxito ya que el año siguiente de 1890 se nos dice que los
vecinos de la Calle del Ojillo con el fin de celebrar la fiesta de su patrono
San Roque han acordado verificar en dicho día las fiestas siguientes:
Al
amanecer, la Música tocará Diana.
A
las 9 de la mañana, misa Diaconada en la Capilla del Cristo.
Concluida
la misa se hará la sopa boba, el juego de la sartén y correr un gallo.
Durante
estas piezas en los intermedios tocará la música y el tamboril bailándose
también un ‘aurresco’ por varios aficionados del pueblo.
A
las 5, se situará en la Campa de San Roque o sea próxima al depósito de aguas
la música en donde se tocarán piezas escogidas de su repertorio.
Dicha
Calle del Ojillo estará engalanada con colgaduras en sus balcones y con
banderas y gallardetes la calle y además durante el día se tirarán voladores.
Y
con el fin de que esa Corporación no interrumpa el celebrar tales fiestas.
Suplican el competente permiso. Firmaron: Fernando Reimúndez, Benigno
Larrañaga, Greporio Apellaniz, Víctor Urriz, Luis Arambarri, Fructuoso
Evaristo, Antonio Casam…, Máximo Allende.
Tras
la fiesta de 1889, Fernando Reimúndez, también se apuntó al desarrollo
turístico de la Villa ya que hizo, en el
momento de solicitar la instalación de una bolera, un alegato a las excelencias
de su proyecto en la Campa de San Roque.
Pretendía construir “una tejavana pegada a la finca de los herederos de
Lejarreta y en la misma línea establecer un juego de bolos, dando con esto y la
venta de artículos de comer y beber, y estableciendo algunos juegos lícitos y
diversiones, tocando instrumentos para que con sus acordes fuera un centro de
diversión y alegría a los moradores de la villa, de sus cercanías y de muchos
forasteros que acudirían a tal centro y punto de espacioso de tal campa”.
José Luis Garaizabal Flaño
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